viernes, 6 de noviembre de 2020

Resultados Trump vs. Biden

 Resultados Trump vs. Biden | Quién va ganando en la carrera por la presidencia de Estados Unidos

  • Redacción
  • BBC News Mundo
Recuento
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Sigue el recuento de votos en varios estados que deben definir al ganador.

El escrutinio de las elecciones presidenciales de Estados Unidos entró en su recta final en un ambiente de creciente de tensión por las denuncias del presidente Donald Trump de un supuesto fraude y con Joe Biden perfilándose como favorito.

Tanto Trump como Biden se han mostrado convencidos de su victoria, pero es el exvicepresidente el que lleva ventaja en una carrera que ha resultado ser mucho más ajustada de lo que habían adelantado las encuestas.

Resultados (270 para ganar) . .  .
Resultados en vivo de las elecciones de EE.UU. Clica aquí

Con Michigan y Wisconsin del lado de Biden, según las proyecciones, las miradas están puestas en los pocos estados que este jueves quedaban por tener un ganador.

En particular, Georgia (16 votos electorales) y Pensilvania (20), ambos con Trump en ventaja pero Biden acercándose peligrosamente según se acercaba el final del recuento.

Además, en la noche de este jueves seguían sin estar claros los votos de Arizona (11) y Nevada (6), en los que Biden llevaba la delantera en el recuento provisional, y Carolina del Norte (15), que tenía a Trump por delante.

Si Biden materializa su ventaja en Arizona y Nevada ya alcanzaría los 270 votos en el Colegio Electoral necesarios para ganar la presidencia. También si ganara Pensilvania.

Además, si el exvicepresidente culminara la remontada en Georgia, le bastaría con uno más, presumiblemente Arizona o Nevada.

Trump, por su parte, necesita ganar los estados en que esta noche llevaba ventaja (Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania) y además ganar alguno de los del oeste en los que Biden aparecía por delante (Arizona o Nevada).

Trump denuncia fraude sin pruebas

"¡Paren el conteo!", escribió Trump este jueves en su cuenta de Twitter.

En la noche del jueves, el presidente volvió a salir a denunciar un supuesto fraude electoral del que no aportó pruebas.

Trump
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Trump volvió a denunciar desde la Casa Blanca y sin pruebas que hubo fraude en las elecciones.

Sus denuncias giran en torno a la remontada de Biden una vez se empezaron a contar los votos por correo.

Los observadores apuntan que, en medio de la pandemia, es normal que favorezcan a Biden ya que el propio mandatario había criticado esa fórmula y llamado a sus seguidores a evitarla.

De hecho, Trump le dio la vuelta al resultado en Texas, donde el voto por correo se contó antes, y también ha recortado la ventaja de Biden en Arizona y Nevada.

El presidente volvió a hacer referencia a la batalla legal que piensa plantear.

En varias ciudades de Estados Unidos simpatizantes de uno y otro candidato también salieron a las calles a manifestarse bajo las consignas enfrentadas de "Cuenten todos los votos" y "Detengan el robo".

La primera está siendo empleada por los partidarios de Biden y la segunda por los del presidente Trump, excepto en Arizona, donde son estos últimos los que piden se cuenten todos los votos.

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Ambos se ven ganadores

El miércoles exvicepresidente Joe Biden volvió a comparecer para mostrarse confiado en su victoria.

En una breve intervención en televisión en la que apareció acompañado de su compañera de fórmula, Kamala Harris, Biden aclaró que no se estaba proclamando ganador, pero que "cuando el escrutinio acabe, creemos que seremos los vencedores".

Ya en la noche del martes había dicho: "No me corresponde a mí ni a Donald Trump declarar el ganador de esta elección, esto es una decisión del pueblo estadounidense".

Así, Biden se adelantaba de alguna manera a lo que muchos sospechaban: que el presidente se iba autoproclamar vencedor en pleno escrutinio, como hizo.

El martes de madrugada y con millones de votos todavía por contabilizar, Trump dijo que en lo que a él le concernía, había ganado. También insistió en hablar de un fraude del que no presentó evidencia alguna.

"Esto es un fraude para el público estadounidense, francamente ganamos la elección. Es un enorme fraude. Vamos a acabar en la Corte Suprema", adelantó.

Este jueves volvió a insistir en la idea de ir a los tribunales, además de que continuó con sus denuncias en Twitter.

Trump lleva meses sembrando dudas sobre el voto por correo e insistiendo en que el ganador debía ser proclamado en la misma noche electoral, algo que generalmente solo sucede por las proyecciones de los medios y el reconocimiento que hace el perdedor, nunca por los funcionarios públicos responsables.

En la última semana había cuestionado también la organización de Pensilvania, que cuenta como válidos los votos por correo recibidos en los tres días posteriores a las elecciones siempre que fueran entregados dentro del plazo.

Trump
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Trump también se dio por ganador antes de que los resultados lo proclamaran como tal.

Una portavoz de la campaña de Biden calificó lo dicho por el presidente de "indignante" y "sin precedentes".

"Nunca antes un presidente había buscado privarles a los estadounidenses de su voz en una elección nacional", señaló en un comunicado Jen O'Malley Dillon.

"El recuento no va a parar. Va a seguir hasta que cada voto válido sea escrutado. Porque es lo que dicen nuestras leyes", agregó.

Biden
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Biden se mostró seguro de su victoria.

Protestas

La tensa espera por los resultados también ha generado protestas que en algunos casos han requerido de la intervención de las autoridades.

En Arizona un grupo de aproximadamente 200 personas, algunas de ellas armadas, se congregó frente a la oficina del registrador del condado de Maricopa en horas de la madrugada, después de que rumores infundados sobre irregularidades en el conteo de los votos por Trump circularan por las redes sociales.

La protesta forzó la intervención de la oficina del alguacil del condado y el desalojo de las personas que no estaban cumpliendo "labores esenciales", pero no interrumpió el conteo, que sigue su curso.

Simpatizantes de Trump protestan en Arziona
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En Arizona son los simpatizantes de Trump los que exigen que se cuenten todos lo votos.

En Portland, Oregon, la guardia nacional tuvo que intervenir después de que una protesta contra Trump y pidiendo que se contaran todos los votos se volviera violenta.

Según testigos, algunas personas se separaron del grupo principal y rompieron escaparates en el centro de la ciudad. La policía calificó los incidentes de disturbios.

En Minneapolis, la policía arrestó a varias personas después de que unos 200 manifestantes bloquearon una carretera principal. Según reportes de medios locales el grupo también había estado protestando contra Donald Trump y su llamado a detener el conteo de votos.

También se informaron protestas similares en Nueva York, Filadelfia y Chicago.

En Detroit, Michigan, sin embargo, fueron partidarios de Trump quienes se reunieron frente a un centro de conteo de votos, golpearon las ventanas y gritaron: "Detengan el conteo".

Protestas pidiendo el conteo de todos los votos.
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Protestas exigiendo que se complete el conteo se han producido en varias ciudades.

Resultados en vivo de las elecciones de EE.UU. Clica aquí
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¿Cómo fue la campaña?

Tras una campaña marcada por la polarización política, el empeoramiento de la pandemia de coronavirus y la masiva participación (sobre todo en voto anticipado), Trump, que concurrió sin un programa de gobierno concreto, se presentó como el indicado para salvar la economía mientras trataba de convencer a los suyos de que el fin de la pandemia está "a la vuelta de la esquina".

El mandatario, quien fiel a su estilo no escatimó descalificativos para su contrincante durante la campaña, insistió en acusar al exvicepresidente de querer cerrar la economía para combatir el coronavirus y de planear una subida de impuestos a todos.

Y es que Biden, quien había hecho de la lucha contra el virus una de sus banderas, también ha prometido rectificar la bajada de impuestos decretada por Trump para las rentas de más US$400.000 al año.

Biden también prometió ampliar la cobertura sanitaria para los estadounidenses y una política más activa para luchar contra el cambio climático aunque sin llegar a lo que piden los sectores más progresistas de su partido.

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Fuente : BBC/NEWS/Mundo, 4 de Noviembre 2020

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Biden Versus Trump


 BIDEN VS TRUMP: LA DISPUTA PRESIDENCIAL QUE FRACTURA A EEUU

Por Gabriel Gaspar

Como sabemos, el proceso electoral en Estados Unidos concluyó ayer, pero el resultado aún no está definido. Pese a que la mayoría de las encuestas le daban una amplia preferencia a Joe Biden, el presidente Trump ha obtenido hasta ahora una buena adhesión. La abultada votación por correo, unida a los diferentes sistemas de conteo en los estados que componen la Unión Americana, auguran un recuento prolongado. Nos recuerda lo que sucedió en las elecciones del año 2000, cuando luego de semanas y alegatos judiciales, George Bush terminó siendo declarado ganador sobre Al Gore. Es probable que sea la Corte Suprema la que dirima finalmente el resultado. Se asoma un periodo que pondrá a prueba a la institucionalidad estadounidense bajo el fantasma que, del proceso electoral, el país transite hacia una crisis política.

Hacer grande nuevamente a América. Esa fue la consigna principal de Donald Trump para llegar a la Presidencia hace cuatro años. El empresario irrumpió con un discurso frontal y simple: la decadencia americana se debería a que los estadounidenses consumirían productos asiáticos y europeos, pero en esos países no se compraban productos americanos. El auge chino sería a costa del desempleo en América. Reclamaba que los estadounidenses financiaban la defensa de Europa, Japón y Corea del Sur, mientras los europeos solo se preocupaban de sus pensiones. La ONU sería una burocracia carísima e ineficaz en su visión. EE.UU. habría cedido mucho, y lo pagaban las familias americanas, crecientemente desempleadas y amenazadas por migrantes cada vez más numerosos y violentos. El horizonte era peor: se corría el riesgo de que Estados Unidos caminase hacia el socialismo. La solución era una sola: encabezar una gran movilización para volver a hacer grande a América. Ojo, en EE.UU. se refieren a su país como “América”.

Como sabemos, el proceso electoral concluyó ayer, pero el resultado aún no está definido. Pese a que la mayoría de las encuestas le daban una amplia preferencia a Joe Biden, el presidente Trump ha obtenido hasta ahora una buena adhesión. La abultada votación por correo unida a los diferentes sistemas de conteo en los estados que componen la Unión Americana, auguran un recuento prolongado. Nos recuerda lo que sucedió en las elecciones del año 2000, cuando luego de semanas y alegatos judiciales, George Bush terminó siendo declarado ganador sobre Al Gore. Todo augura que cualquiera sea el resultado, este no será contundente para ningún candidato. Se asoma un periodo que pondrá a prueba a la institucionalidad estadounidense. Es probable que sea la Corte Suprema la que dirima finalmente el resultado electoral.

El fantasma que recorre a los EE.UU. es que del proceso electoral, transiten hacia una crisis política. El propio presidente que días antes venía denostando la votación por correo, profundizó su crítica en la noche de la elección. No solo denostó, proclamó su triunfo y además denunció fraude. Por su parte, en la noche de las elecciones, Joe Biden mostró confianza en el rumbo del recuento.

Tendremos días de incertidumbre, con las consecuentes repercusiones en la economía, ya bastante castigada por la pandemia. En EE.UU. han fallecido más de 200 mil ciudadanos. El desempleo se ha disparado. Pero eso no es todo.

En los años de la administración Trump se ha fortalecido el discurso ultranacionalista, integrista y aislacionista. Temas como el aborto, la venta de armas, la actitud ante la migración, incluso la tensión racial, se han agudizado. No es solo un tema de ideas y debates. En estos años se han fortalecido organizaciones afines, incluidas milicias impregnadas de supremacismo racial. La mayoría de ellos, merced a la venta de armas, están bien equipados con armamento largo. Los desgraciadamente reiterados casos de abuso policial, especialmente en contra de la población afroamericana, han jalonado los últimos tiempos, ocasionando protestas y también graves desórdenes que han incluido saqueos y destrucción.

Muchos analistas sindican al “discurso del odio” como resultado natural del mensaje cotidiano que emite la Casa Blanca. Ante el fortalecimiento de milicias que nos recuerdan al KKK, han surgido organizaciones de autodefensa de los afroamericanos, y grupos como Antifa. En estos últimos meses, la policía no ha sido suficiente para mantener el orden público en algunos estados y sus gobernadores han debido movilizar a la Guardia Nacional. Esta tensión preexistente a la elección estará presente en el desenlace del recuento electoral.

La cohesión social de los EE.UU. está siendo puesta a prueba. También la fortaleza de sus instituciones. Mas aún cuando el Jefe de Estado denuncia fraude.

EE.UU. es la primera potencia económica y militar del planeta. Lo que allí suceda repercutirá en todo el orbe. El mundo está cambiando y eso impacta a todos. Un agudo comentario señalaba hace poco que en los Estados Unidos vivieron mucho tiempo fuera del mundo, por 70 años lo hicieron encima del mundo, y ahora deberán acomodarse a hacerlo “en medio del mundo”.

A la fecha de redacción de este artículo, desconocemos quién será el próximo presidente de los EE.UU. Es más que probable que esa incertidumbre se mantenga más tiempo de lo que podemos prever. Esa tensión sacudirá a la sociedad estadounidense.

La Historia dirá si en estos años América volvió a ser grande. Pero es evidente que, hoy en día, América es una sociedad fracturada.

Fuente: El Mostrador, 4 de Noviembre 2020

lunes, 2 de noviembre de 2020

El futuro se acerca


 EL FUTURO SE ACERCA: UN AUTO VOLADOR RECIBE LA APROBACIÓN PARA TRANSITAR POR LAS CARRETERAS

El auto volador construido en los Países Bajos PAL-V Liberty ha sido autorizado por el regulador de vehículos de motor de Europa, que dio a sus creadores permiso para registrar la máquina como un coche.

Se informa que PAL-V cuenta con al menos 80 pedidos anticipados de Liberty. Los fabricantes esperan que pueda ser vendido como una aeronave para el 2022, comunicó The Times.

"Hemos cooperado con las autoridades viales durante muchos años para alcanzar este hito. La emoción en el equipo es enorme. Fue muy difícil hacer que un 'avión plegable' pasara todas las pruebas de admisión en carretera", declaró Mike Stekelenburg, director técnico de la empresa que fabrica Liberty.

El prototipo voló por primera vez en 2012 y la versión final, que se espera que se construya en la India, costará alrededor de 350.000 dólares.

Los futuros propietarios tendrán que obtener tanto un permiso de conducir como un permiso de piloto.

El coche volador con capacidad para dos personas tiene 230 hp y un motor de cuatro cilindros. Alcanza una velocidad de 175 kilómetros por hora en el aire y 160 kilómetros por hora en la tierra.Puede convertirse de un coche de tres ruedas en un helicóptero en solo 10 minutos. La empresa ha diseñado el coche de manera que las palas se plieguen y se junten como las alas de un murciélago en la parte superior cuando se pulsa un botón.

El Liberty está hecho de fibra de carbono, titanio y aluminio. Pesa 3.300 kilos, requiere una pista de 165 metros para el despegue y solo 30 metros para el aterrizaje.

El tanque de gas de 100 litros proporciona un rango de vuelo de entre 400 y 500 kilómetros a una altitud de hasta 3,5 kilómetros. En la carretera, puede recorrer hasta 1.200 kilómetros.

La nave está equipada con un sistema de manejo similar al de una motocicleta, que se basa en que el conductor incline el vehículo con una palanca de control tanto en el suelo como en el aire.

Una vez construido, el vehículo tendrá que completar por lo menos 150 horas de vuelo, y someterse a extensas pruebas para recibir su certificación de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) con sede en Colonia.

Fuente: SPUTNIK Mundo News Tecnología, 2 Noviembre 2020


domingo, 1 de noviembre de 2020

La isla de la fantasía


 Por Daniel Matamala

85% para el Rechazo, 15% para el Apruebo. Ese fue el voto del dinero en este plebiscito. Los donantes de la política entregaron $ 427 millones para financiar la campaña del Rechazo, y sólo $ 76 millones para el Apruebo. Es una prueba más de la fractura que expuso el plebiscito. El mapa del Gran Santiago luce como una isla de la fantasía de tres comunas, separada del resto de la población. A mayor ingreso per cápita, a menos muertes por Covid, a mayor esperanza de vida (elija la variable que quiera), más votos para el Rechazo.

Hace ya años que en esta columna se insiste majaderamente en el punto. De tanto vivir en lugares segregados, tener educación y salud separadas, y recibir trato diferenciado de la justicia y la policía, la élite y el resto de Chile han terminado por habitar en países mentales distintos. Para el 68% de los directores y gerentes de empresas, la primera urgencia del país es “restituir el orden público”. Sólo el 22% de los ciudadanos coincide. El 67% de los chilenos espera que la crisis traiga un país mejor. Apenas el 37% de la élite económica lo cree (Cadem).

La clase dirigente se niega a entender que enfrenta un radical cuestionamiento a su legitimidad, impunidad y privilegios. Ya antes del estallido social, el 67% de los chilenos veía “un gran conflicto” entre ricos y pobres. En 2020 la cifra subió a 77% (Encuesta Bicentenario UC).

La marcha del millón, el 25 de octubre de 2019, lo expresó. Y la marcha de seis millones a las urnas para marcar Apruebo, el 25 de octubre de 2020, lo reafirmó. Fuera de la isla de la fantasía, los chilenos no están divididos: están unidos en pedir cambios profundos, pero pacíficos; estructurales, pero consensuados.


Algunos habitantes de la isla, sin embargo, siguen fantaseando con un país de ficción, creyendo a pies juntillas los cuentos de sus analistas favoritos, esos que copan segundos pisos, foros empresariales y columnas de los diarios. En 2014 y 2015 los convencieron de que escándalos como Penta, SQM y las colusiones no eran corrupción. Hasta el 17 de octubre minimizaron el malestar; el 18 atribuyeron todo a guerrilleros infiltrados y conspiraciones paranoides, y luego describieron un Chile polarizado entre izquierda y derecha; entre pacíficos y violentos; o entre jóvenes y viejos. Como dijo Óscar Contardo: “Si yo cobrara por hacer diagnósticos y hubiera vendido diagnósticos totalmente equivocados durante años, tendría algo de pudor en aparecer haciendo como si nada”.

Pero siguen ahí, vendiendo negación. Ignorando este momento populista, uno en que, nos guste o no, la ciudadanía se une en oposición a las élites. Los datos, dice Ramón Cavieres, director de Activa Research, muestran “pérdida de credibilidad y confianza de las élites políticas, económicas, y todo aquello que implique privilegios. La población no está ideologizada políticamente, las élites sí, y eso genera desconexión”. Apenas el 20,9% de los chilenos cree que la polarización ha aumentado (Pulso Ciudadano).


¿Cómo ignorar esta realidad? ¿Cómo negar toda la evidencia de las urnas, las calles y las encuestas? Inventando fantasías, como el tongo de Numen, una empresa argentina de marketing digital pagada por la campaña del Rechazo, que publicó un supuesto análisis que dividía a Chile en dos: 53% para sus financistas contra 47% para el Apruebo. Medios como El Mercurio y El Líbero dieron amplia cobertura a esta paparruchada, con detallados gráficos, entrevistas y reacciones. Tras el plebiscito (y tras haberse embolsado el dinero), el CEO de la empresa sinceró que “nosotros no somos una encuestadora”.

Mientras algunos (no todos, por cierto) en la isla de la fantasía se entretienen en estas ficciones, el Chile real se transforma. El Apruebo marcó máximos en comunas en conflicto ambiental como Freirina (92%), María Elena (91%) y Mejillones (89%). Esas comunidades han rehecho el tejido social para defender sus vidas, y eso se expresó ahora en las urnas. También en las comunas populares urbanas la participación se disparó a niveles récord desde que existe el voto voluntario. En la más pobre de Santiago (La Pintana), pasó del 37% en 2017 al 52% en 2020. Lo mismo ocurrió en Lo Espejo y Cerro Navia, con más de la mitad de la población votando, y el Apruebo ganando con entre 88% y 89%.


El plebiscito logró encauzar la energía social en un proceso constructivo, con una ciudadanía esperanzada en empujar cambios mediante la democracia, y jóvenes votando por primera vez. Es un avance al que la clase dirigente debe abrir paso. Como advierte la cientista política Claudia Heiss: “El peligro principal de este proceso es que las élites traten de cooptarlo”.

Porque tras el día del plebiscito en que todos contamos igual, ya el lunes volvimos a sobrerrepresentar una pequeña minoría en los espacios de influencia y poder. El conflicto élite-ciudadanos se niega, o se explica desde un discurso paternalista en que, como dice Juan Carlos Eichholz, “los padres se alejan emocionalmente de sus hijos”.

El horno ya no está para esos bollos. La isla de la fantasía debe tender puentes para reconectarse con Chile desde la igualdad, no desde el paternalismo.

Y tampoco desde la amenaza. El rotundo fracaso de las campañas del terror en el plebiscito recuerda la sentencia que se atribuye a Séneca, enfrentado a Nerón: “Tu poder radica en mi miedo. Ya no tengo miedo. Tú ya no tienes poder”.

Esa es la realidad. Chile votó por construir un futuro común en paz. Ya basta de fantasías.

Fuente : La Tercera, 31 de Octubre 2020


sábado, 31 de octubre de 2020

Solicitudes de cambio de domicilio electoral

 El 1 de noviembre se abren las solicitudes de cambio de domicilio electoral para elecciones de 2021



El trámite se realizará de forma online con Clave Única. De lunes a viernes también podrá ser realizado en las Direcciones Regionales de Servel.

Desde el 1 de noviembre y hasta la medianoche del 21 del mismo mes, quienes necesiten realizar la solicitud de cambio de domicilio electoral para las elecciones de abril de 2021 podrán realizarlo en línea con su Clave Única.
El trámite, que no es obligatorio, sino solo para quienes lo necesiten también podrá realizarse de lunes a viernes, sin clave única, manera presencial en las Direcciones Regionales de Servel y otros organismos como Registro Civil y Chile Atiende.

El cierre del proceso de cambio de domicilio es con miras al proceso electoral del año 2021, no para las Elecciones Primarias de Gobernadores Regionales y Alcaldes del 29 de noviembre de 2020. El 21 de noviembre se realiza el cese de las actualizaciones del Registro Electoral de la ciudadanía (nombres, domicilios electorales e inhabilidades legales, entre otros), para posteriormente generar un nuevo padrón.

Por domicilio electoral se entiende aquel situado dentro de Chile, con el cual la persona tiene un vínculo objetivo, sea porque reside habitual o temporalmente, ejerce su profesión u oficio o desarrolla sus estudios en él. En el caso de los ciudadanos con derecho a sufragio que se encuentren en el extranjero, el domicilio electoral es aquel situado fuera de Chile, declarado como tal por el elector.

Revisa cómo obtener o recuperar tu Clave única aquí.

Fuente : Servel Noticias, 29 de Octubre 2020

viernes, 30 de octubre de 2020

Nueva Constitución y su principal peligro

 CLAUDIA HEISS, CIENTISTA POLÍTICA: "EL PELIGRO PRINCIPAL DE ESTE PROCESO ES QUE LAS ELITES TRATEN DE COOPTARLO"

Por Claudia Alamo, The Clinic





Claudia Heiss ha seguido el paso a paso de este proceso político que se cristalizó en el plebiscito del pasado 25 de octubre, pero que viene desde mucho antes y que se fue expresando primero como un malestar hasta estallar como una crisis social. Fue así que se abrió la opción de avanzar hacia una nueva Constitución como salida institucional. Probablemente, la noche del 15 de noviembre en que se llegó a ese acuerdo, pocos habrían apostado a un resultado tan rotundo: el 78% de la ciudadanía marcó la opción de aprobar una nueva carta magna.

Ahora viene otra etapa. Para la jefa de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, esta segunda fase del proceso es muy compleja y requerirá de los guiños que haga la élite para ceder poder. Y dependerá, dice, de la codificación que haga la clase política para revincularse con la sociedad.

La politóloga ya venía procesando el cambio. De hecho, representó a Revolución Democrática en la mesa técnica que trabajó la reforma constitucional y escribió el libro “¿Por qué necesitamos una nueva Constitución?”. Hoy, Claudia Heiss, al igual que varios otros cientistas políticos, mira con especial atención el armado que tendrá la Convención Constituyente, órgano que deberá redactar la nueva carta de navegación del país  ¿Qué rol van a jugar los independientes? ¿Cómo está leyendo la élite política y económica la estela que deja el plebiscito? Ella lo responde aquí:





El triunfo del Apruebo fue rotundo. ¿Cuáles son las principales conclusiones que se deben considerar?

-Lo primero es que la altísima votación que tuvo el plebiscito puede considerarse como una señal de que el proceso constituyente sí canaliza el estallido social. Esa era la gran pregunta que estaba detrás: ¿Cuánta participación habría? Si participaba poca gente, significaba que no había correlación entre el estallido y el proceso constituyente. No fue así. Tuvimos una participación muy alta. Pero ésta era la elección fácil, como escribió el cientista político Juan Pablo Luna.

-¿Fácil?

-Claro. Lo fácil es la parte “destituyente”. Decir: “esto no me gusta”. Pero la pregunta ahora es cómo vamos a pasar de esta masiva destitución a construir una fuerza propositiva. El otro dato clave es que la votación fue una señal súper clara contra el sistema político.

¿Grafica la desconfianza hacia la política?

-Exacto. Fue una señal directa contra los parlamentarios y los partidos. La diferencia que hubo entre la Convención Constituyente y la Mixta no sólo fue enorme, sino que muy elocuente.

¿No es ambivalente también? Por un lado, la política trazó el camino que canalizó el estallido. Pero por otro se evidenció un rechazo brutal al mundo político. ¿No es raro?

-Justamente. Y ése es el dilema que convierte esta salida en algo frágil. Estamos transitando un camino muy frágil y eso me preocupa. ¿Las élites políticas, que son las llamadas a conducir este proceso, tienen conciencia de su propia fragilidad?

¿Pero de qué fragilidad debiera tomar nota la elite?

-No toda la gente que está protestando -y que fue la que motivó el estallido social- se queda tranquila con el proceso constituyente. Lo más probable es que la tensión social va a continuar en los próximos dos años. O sea, vamos a hacer el proceso constituyente en un marco de efervescencia social.

-¿Y cómo dirías que esos sectores que no creen que una nueva Constitución pueda cambiar las cosas? ¿Pesimistas? ¿Desafectados?

-Hay sectores que creen que no hay salida política posible. Hay sectores que perciben el daño que les ha hecho este modelo como algo tan grande que ni siquiera esperan una respuesta del sistema político. No tienen ninguna expectativa de que el cambio constitucional mejore sus vidas. Es un sector muy desafectado. Ahora, hay otro sector que está en una posición un poco más intermedia y que dicen: “La Constitución la van a hacer los mismos de siempre”. Este rechazo a las élites es políticamente transversal. Y ahí hay algo por atender.

CEDER PODER

-A un año del estallido y con el resultado en la mano, ¿la elite estará leyendo lo que dijo la ciudadanía en el plebiscito?

-La gente no sabe leer aquello que no le conviene. Ese es el problema que hemos tenido. Cuando tienes poder, no lo vas a ceder a menos que te veas forzado a cederlo. Y estamos en un punto tal que las circunstancias fuerzan a los partidos a ceder poder. Eso es lo que ocurrió con el acuerdo del 15 de noviembre.

-Pero algunos sectores políticos cedieron a la fuerza, sin convicción. ¿Cómo influye eso ahora?

-Evidentemente, hay sectores de la UDI que hubieran preferido no cambiar la Constitución. O quizás hubiesen preferido hacer un autogolpe. O llamar a las Fuerzas Armadas, reprimir la movilización social y mantener todo igual. Finalmente, el cálculo fue que el costo era tan alto que no era posible usar esa salida. Yo espero que ese mismo cálculo lo tengan hoy día los partidos políticos respecto de abrir la participación a la ciudadanía y proponer mecanismos de representación que sean realmente más inclusivos.

-¿Ve esa disposición?

-Es que si no lo hacen, ellos mismos se van a volver irrelevantes. Y van a terminar perdiendo más de lo que creen que pueden ganar. Sí quiero decir que sería bueno despejar el discurso moral del debate. Ni las élites son peores que la gente ni la gente es peor que la élite. Lo que pasa es que la élite hace más daño porque tiene más poder.

-¿Te refieres a todo el arco político, incluida la centro-izquierda?

-Los grupos más defensores del status quo son el empresariado y la derecha, pero evidentemente la centro-izquierda tiene una responsabilidad en el inmovilismo en el que estamos. La centro-izquierda no puede decir que hizo todo lo que pudo. Profundizó el modelo neoliberal. En general, no puso toda la energía que pudo haber puesto en cambiar las cosas.

-¿Por qué crees que no lo hizo?

-Porque se acomodó a la estructura del poder político. De alguna manera, fue cooptada por los intereses empresariales, por los intereses de la derecha. Así funciona la política. El tema es que esa misma cooptación van a tratar de hacerla ahora en el proceso constituyente.

-¿Y lo ves posible?

-O sea, la pregunta es si van a ver el peligro que encierra el tratar de actuar dando apariencias de un cambio para tratar de mantener las cosas tal y como estaban. Por eso digo: el peligro principal de todo este proceso es que las élites traten de cooptarlo. Ese sería el fracaso del proceso constituyente.

-Cuando hablas de la fragilidad del proceso, ¿lo pones en directa relación con el rol de la elite? ¿O la ciudadanía también debe cuidar este proceso?

-La fragilidad depende mucho más de la inconsciencia de las élites. La ciudadanía lo único que pide es reglas del juego más equitativas, capacidad de incidir a través de la política, menos desigualdad y más justicia social. Esa es la demanda ciudadana.

-¿Y qué pasa si este proceso constituyente no va respondiendo a esas demandas? ¿Se viene rabia?

-Estamos en un momento frágil y depende mucho de lo que hagan las élites. Los que tienen que ceder poder son las élites. Hasta ahora, la demostración de que el proceso constituyente sí contribuyó a calmar las aguas es que bajó mucho la confrontación. La gente confió en el plebiscito y lo más importante es que votaron los jóvenes de sectores bajos que antes no votaban.

-Ese es un buen punto. ¿Por qué crees que los jóvenes decidieron ir a votar? ¿Qué los habrá movilizado? ¿La esperanza?

-Buena parte de los jóvenes que participaron de la revuelta social se sienten protagonistas de este cambio político. Sienten que ellos forzaron al sistema político a generar esta apertura. Tienen una cierta dosis de esperanza de que este camino constitucional permita cambiar las condiciones de vida de la mayoría de las personas. Si esa esperanza se ve frustrada, claro que puede fracasar el intento de canalización institucional.

-Entonces, ¿cómo les debiera responder la política?

-Cediendo poder. Ya vimos que la gente va a votar cuando siente que votar le va a significar algo. No quiere empoderar a otros. Quieren hablar ellos. Por eso digo que redistribuir poder, acercar la decisión a la gente a través de la descentralización, de nuevos mecanismos de participación de democracia directa, esa es es una manera de recuperar la legitimidad del sistema político en general.

-¿Y cómo se hace?

-Bueno, se tendrá que avanzar en reducir el poder presidencial, en aumentar los mecanismos de consultas ciudadanas vinculantes, de iniciativas de democracia directa y descentralizar el poder.

-En esa línea, ¿quiénes deberían estar en la Convención Constituyente? ¿Cualquiera? ¿O deben ser los expertos?

-Esa idea tecnocrática de que deben ser puros abogados constitucionalistas los que discutan sobre la Constitución es también una artimaña para disfrazar el elitismo y mantener las cuotas de poder. La discusión constitucional es una discusión política. Todos los ciudadanos y ciudadanas estamos habilitados para la política. Todos podemos determinar qué nos parece justo y qué injusto. Y si hay alguien que no entiende cómo está formulado un cierto tema, bueno hay asesores técnicos que pueden traducir en lenguaje sencillo y explicarlo. Pero esta idea de que la Constitución sólo la pueden hacer expertos, no solamente es poco democrática, sino que además está refutada.

LOS MIEDOS

-Como cientista política que vienes observando hace rato este proceso, ¿qué esperas ahora?

-Tengo la esperanza de que el sistema político entienda que su supervivencia depende de abrirse a la participación y recuperar sintonía con la ciudadanía. También espero que este proceso realmente sirva para canalizar la disputa social. Pero eso requiere –insisto- que haya una real distribución de poder. Y lo reitero porque uno ve que hay sectores que están tratando de mantener las cosas como están y minimizar el efecto transformador del proceso constituyente. Nos van a tratar de decir: “Ya, les vamos a dar derechos sociales, pero codificados de manera tal que no cambien mucho las cosas”.

En el fondo, ¿que parezca una discusión constituyente, pero que se cocine por abajo?

-No me cabe duda que hay sectores políticos que entienden así el proceso constituyente. Y tampoco se les puede culpar. Es la forma en la que han hecho política por 30 años. Ahora, la incorporación de la paridad de género, de los escaños reservados, de los independientes, son una señal de que hay una cierta conciencia de que ya no se puede funcionar así. Pero no sé si ven la magnitud del peligro que acecha a todo el sistema político. 

Si la calle se ha empoderado y el mundo político está deslegitimado. ¿Cómo se avanza?

-Por eso decía que es un momento muy frágil. No es evidente que esto vaya a salir bien, en absoluto. Puede salir mal si es que no logramos conservar el pluralismo, conservar la diferencia legítima de opiniones en el proceso constituyente.

-Juan Pablo Luna decía que el camino constituyente es importante, pero no resuelve todo. Que la elite debe sentarse a negociar…

-Estoy totalmente de acuerdo. Por eso llegamos donde llegamos. Es inaudito que un país que ha tenido el nivel de desarrollo y crecimiento de Chile, haya estirado la cuerda hasta este punto. Es inaudito que la elite haya sido tan ciega, sorda y muda a la realidad social. Es inaudito que hayamos tenido que tener 30 personas muertas y 400 mutilados oculares para reaccionar. Realmente la tozudez de nuestra dirigencia es impresionante. Y ahí hay una responsabilidad de todos los sectores políticos. No sólo de la derecha. La derecha evidentemente es la más reacia a hacer los cambios, pero la centro-izquierda tampoco vio la gravedad de la situación a la que estábamos llegando. 

-Entonces, ¿no toda la responsabilidad de lo que ha pasado la tiene la Constitución?

-Si la centro-izquierda hubiera estado peleando con uñas y dientes para cambiar el sistema de pensiones, esto no hubiera ocurrido. La gente no es tonta. El clivaje “nosotros-ellos” se superpuso al clivaje “izquierda-derecha” y en buena parte eso fue porque tanto la izquierda como la derecha dejaron de representar alternativas reales. ¿Por qué los empresarios aman al gobierno de Ricardo Lagos? Porque la centro-izquierda dejó de ser una amenaza para los intereses económicos.

-Se ha cuestionado si en estos años hemos tenido una democracia sólida. ¿Dirías que hoy, después del plebiscito, tenemos más democracia?

-Definitivamente. Tenemos más democracia porque las instituciones de la Constitución del ’80 ya están agónicas. Estamos en un momento de empoderamiento de la mayoría y la democracia es el gobierno de las mayorías. Eso es algo que no hemos tenido en estos 30 años. La mayoría no ha podido hacer su voluntad. Fue frenada por todo este tramado institucional diseñado, justamente, para impedir que si llegaban a gobernar los adversarios, no pudieran hacer algo muy distinto de lo que ellos habrían hecho. Bueno… hemos pasado todos estos años haciendo algo no muy distinto de lo que la propia dictadura hubiera hecho en algunos temas estructurales.

-¿Tienes el temor de que, finalmente, no se pueda mover tanto el tablero constitucional?

-Si el proceso constituyente no produce transformaciones reales, el malestar va a seguir. Pero creo poco probable que no se produzcan transformaciones. Nada va a ser tan malo como la Constitución del ’80. Ya no vamos a tener la regulación de la propiedad privada como un bien supremo, que es como está puesto en la Constitución del ’80. Pero, además, esto no es solamente un tema de cómo quede en el texto, sino del ethos que está detrás del proceso constituyente.

-¿Cómo así?

-Creo que esto va a moderar el neoliberalismo, porque la fuerza que está detrás del proceso constituyente es reducir la desigualdad, fortalecer la protección social y redistribuir el poder.

-Por ahí van los miedos de una parte de la derecha: que una nueva Constitución cambie el derecho de propiedad, la autonomía del Banco Central…

-Es que no tengo para nada la impresión de que esto sea un movimiento para abolir la propiedad privada, ni que vaya por la ruta del socialismo ni mucho menos. Es un error leerlo así.

-Pero es un miedo que existe en algunos sectores…

-Entiendo que hay una derecha apanicada que cree que esto es contra el derecho de propiedad y que es para construir un soviet en Chile. Pero es un grupo minoritario. En el fondo, es una derecha que tiene miedo de que la nueva Constitución sea un programa político tal como ha sido, en cierta medida, la Constitución del ’80. Pero con la regla de los dos tercios, eso no tiene ninguna base en la realidad.

Fuente: The Clinic, 29 de Octubre 2020


jueves, 29 de octubre de 2020

Un mandato para una nueva Constitución


 

80/20  UN MANDATO PARA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN Y UNA NUEVA POLÍTICA

Por El Mostrador

El contundente resultado del plebiscito orienta al Gobierno a ser prudente, austero en sus decisiones, y un facilitador ético y honesto del proceso constitucional que se ha iniciado, en lo que resta de su mandato. A no buscar ningún pretexto o formas poco cuidadas que lo entorpezcan o desvíen. También mandata a todas las fuerzas políticas del país a no intentar transformar la Convención Constitucional en un clon político del actual Congreso Nacional, o de uno ya pasado. La gente quiere ver rostros nuevos, de diversas procedencias, un debate no contaminado por pugnas partidarias y un amplio espectro de independientes, representantes de movimientos sociales y pueblos indígenas, para avanzar en una solución integradora de la actual crisis social. El país ha empezado a salir de la camisa de fuerza de la Constitución de 1980.

Los resultados del plebiscito del domingo 25 de octubre de 2020 son épicos, contundentes y un mandato inequívoco, ético y político hacia el futuro. Chile desea una nueva Constitución, elaborada por el pueblo como titular del Poder Constituyente. Y la quiere elaborada con rostros nuevos y amplia participación, no en un cenáculo autoconstituido o producto de un hecho de fuerza. Así, finalmente, el país desea iniciar con legitimidad de origen la elaboración de su nuevo Pacto Constitucional, por una Convención Constitucional o asamblea constituyente enteramente elegida por el soberano.

El resultado electoral emerge como expresión de una voluntad ciudadana con mucho sentido transversal de crítica a la política, tal como ella se ha instituido y rutinizado en el país. De ahí que la tarea de estabilizar la gestión del período y brindar normalidad en la dirección del sistema político y la administración del Estado, es un llamado de atención a toda la elite política para que no intente instrumentalizar esos resultados de manera mezquina en uno u otro sentido.

Ello mandata al Gobierno a ser prudente, austero en sus decisiones, y un facilitador ético y honesto del proceso constitucional que se ha iniciado, en lo que resta de su mandato. A no buscar ningún pretexto o formas poco cuidadas que lo entorpezcan o desvíen.


También mandata a todas las fuerzas políticas del país a no intentar transformar la Convención Constitucional o asamblea constituyente en un clon político del actual Congreso Nacional, ni menos en la última feria de vanidades para el regreso de los viejos rostros políticos que adornaron los pasados 30 años de democracia, como reconstructores de un ciclo que ya terminó.

La gente quiere ver rostros nuevos, de diversas procedencias, un debate no contaminado por pugnas partidarias y un amplio espectro de independientes, representantes de movimientos sociales y pueblos indígenas, para avanzar en una solución integradora de la actual crisis social. El país ha empezado a salir de la camisa de fuerza de la Constitución de 1980.


Son muchas las cosas que se piden a una nueva Constitución, particularmente si deben enfocarse en rectificar una sociedad de abusos como la nuestra, para convertirla en una sociedad decente. Por lo tanto, el imperativo ético a la política, señalado más arriba, ayudará a encontrar un camino de efectivos acuerdos y disminuirá o eliminará la noción de negocio político que ha dominado el consociativismo y binominalismo de los actuales poderes constituidos en el país.

Después de doscientos años como República independiente y soberana, finalmente en Chile se está abriendo una puerta ancha a la participación del pueblo como sujeto activo de la soberanía popular, la cual no debe desaprovecharse. Esto creará las condiciones para una redefinición doctrinaria de lo que entenderemos y tendremos por derechos sociales y políticos, soberanía e integración nacional.

Por cierto, no se trata de conversaciones simples o ingeniería electoral fina. Se trata en esencia de empezar a buscar los contenidos políticos fundamentales que permitan estructurar acuerdos para una nueva Constitución, en un sistema electoral que sigue siendo estrecho para acoger la diversidad que expresa el 80/20 electoral del domingo, y que es la causa de la crisis de representación que exhibe el sistema.


Fuente : El Mostrador, 29 de Octubre 2020

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