A DESMENUZAR LOS NÚMEROS
Los resultados del proceso que se vive hoy en las regiones de O’Higgins y del Maule arrojarán resultados que determinarán mucho más que la proclamación del candidato único concertacionista.
Por Felipe Pozo / La Nación Domingo
Uno de los parámetros relevantes a observar en los resultados de esta noche es el número de votantes que se logre convocar a dirimir la disputa entre Eduardo Frei y José Antonio Gómez.
En las primarias de 1999, entre Ricardo Lagos y Andrés Zaldívar, en dichas regiones votaron 160 mil ciudadanos.
Es cierto que hoy vivimos otras condicionantes políticas. Que los años transcurridos se han marcado por desafección ciudadana y la constante baja de la participación electoral.
También se debe considerar el diseño de esta oportunidad, que armó un tinglado por regiones, versus la contienda de carácter nacional que se dio el ’99. Sin embargo, cualquiera sea el atenuante, el número está allí y la comparación será inevitable.
Por cierto que los personeros de la Alianza por Chile están con la mirada puesta en el guarismo final y con los argumentos afilados a la hora del recuento. El punto por anotar: "la Concertación ya no moviliza a nadie, es una coalición desgastada".
¿Qué número resulta aceptable, entonces, a los ojos de los organizadores?
Ningún dirigente oficialista quiso comprometerse con una cifra, pero a media voz hasta ayer aceptan que menos de 65 a 70 mil sufragios emitidos sería una mala cantidad. Menos que eso "no es fácil de defender", acotaban.
Por eso se dispusieron el máximo de facilidades a los votantes. Para empezar, todos los locales y mesas son mixtos; "así las familias pueden ir todos juntos a votar". En la Región del Maule funcionarán 48 locales y 395 mesas receptoras de sufragios; y 37 locales con 295 mesas, en O’Higgins.
De acuerdo a las normas de este proceso de primarias, si un candidato supera a su contrincante por 20 ó más puntos porcentuales, es inmediatamente proclamado candidato único de la Concertación.
Sin embargo, existía en el ambiente la sensación de que, aunque el resultado fuese más estrecho, José Antonio Gómez declinaría continuar el cronograma de disputas regionales y sumaría su partido a la candidatura de Eduardo Frei.
Esta decisión sólo cambiaría en la medida que resultaran certeras algunas encuestas, como la que realizó Contextus Ltda. en la Región del Maule, días antes del debate.
Con 500 encuestados todos inscritos en los registros el estudio arroja que cuatro de cada diez participarían en las primarias. De ellos, un 53% sostuvo que daría su voto a Frei y un 47% a Gómez.
Pero los datos disponibles hasta ayer más bien favorecían a Frei. Si se toma como parámetro la última elección de concejales, el Partido Radical obtuvo, más o menos, el 17% de la votación concertacionista en las dos regiones ahora en primarias.
Además, se trata de una zona escasa en representación parlamentaria radical. De hecho sólo un diputado, Alejandro Sule, representa al partido en toda la zona.
¿Por qué, entonces, la persistencia de Gómez para llegar a esta instancia, teniendo tantos elementos que aparentemente juegan en su contra?
Primero, la decisión temprana del PS y luego del PPD, de apoyar a Frei ha permitido que el senador nortino asuma una suerte de representación del "progresismo" de la coalición y, de paso, se adueñe de cierto énfasis del discurso oficialista: autocrítica, apoyo irrestricto a la educación pública, manejo tributario, entre otros. Eso es puro activo a favor.
Pero para que ello adquiera real sentido, los números tienen que hablar. En el propio comando PR aceptan que menos de un 25 por ciento es derrota pura y dura.
Mientras que superar el 30 por ciento se inscribe en los terrenos de la ganancia neta. Y acercarse al 40 por ciento, "serían palabras mayores", dicen.
En el comando de Frei la vigilia es "tranquilo-nerviosa". Tienen la convicción que hoy se juega una suerte de escaramuza en la batalla por La Moneda. Pero también asumen que, como en toda elección, los riesgos implícitos "jamás hay que descartarlos".
A final de cuentas, la lectura de fondo de este proceso de primarias no se agota en la proclamación del candidato único. Sólo abre una nueva etapa en la expedición por llevar por quinta vez a la Concertación a La Moneda, que se inicia recién mañana muy temprano.
En las primarias de 1999, entre Ricardo Lagos y Andrés Zaldívar, en dichas regiones votaron 160 mil ciudadanos.
Es cierto que hoy vivimos otras condicionantes políticas. Que los años transcurridos se han marcado por desafección ciudadana y la constante baja de la participación electoral.
También se debe considerar el diseño de esta oportunidad, que armó un tinglado por regiones, versus la contienda de carácter nacional que se dio el ’99. Sin embargo, cualquiera sea el atenuante, el número está allí y la comparación será inevitable.
Por cierto que los personeros de la Alianza por Chile están con la mirada puesta en el guarismo final y con los argumentos afilados a la hora del recuento. El punto por anotar: "la Concertación ya no moviliza a nadie, es una coalición desgastada".
¿Qué número resulta aceptable, entonces, a los ojos de los organizadores?
Ningún dirigente oficialista quiso comprometerse con una cifra, pero a media voz hasta ayer aceptan que menos de 65 a 70 mil sufragios emitidos sería una mala cantidad. Menos que eso "no es fácil de defender", acotaban.
Por eso se dispusieron el máximo de facilidades a los votantes. Para empezar, todos los locales y mesas son mixtos; "así las familias pueden ir todos juntos a votar". En la Región del Maule funcionarán 48 locales y 395 mesas receptoras de sufragios; y 37 locales con 295 mesas, en O’Higgins.
De acuerdo a las normas de este proceso de primarias, si un candidato supera a su contrincante por 20 ó más puntos porcentuales, es inmediatamente proclamado candidato único de la Concertación.
Sin embargo, existía en el ambiente la sensación de que, aunque el resultado fuese más estrecho, José Antonio Gómez declinaría continuar el cronograma de disputas regionales y sumaría su partido a la candidatura de Eduardo Frei.
Esta decisión sólo cambiaría en la medida que resultaran certeras algunas encuestas, como la que realizó Contextus Ltda. en la Región del Maule, días antes del debate.
Con 500 encuestados todos inscritos en los registros el estudio arroja que cuatro de cada diez participarían en las primarias. De ellos, un 53% sostuvo que daría su voto a Frei y un 47% a Gómez.
Pero los datos disponibles hasta ayer más bien favorecían a Frei. Si se toma como parámetro la última elección de concejales, el Partido Radical obtuvo, más o menos, el 17% de la votación concertacionista en las dos regiones ahora en primarias.
Además, se trata de una zona escasa en representación parlamentaria radical. De hecho sólo un diputado, Alejandro Sule, representa al partido en toda la zona.
¿Por qué, entonces, la persistencia de Gómez para llegar a esta instancia, teniendo tantos elementos que aparentemente juegan en su contra?
Primero, la decisión temprana del PS y luego del PPD, de apoyar a Frei ha permitido que el senador nortino asuma una suerte de representación del "progresismo" de la coalición y, de paso, se adueñe de cierto énfasis del discurso oficialista: autocrítica, apoyo irrestricto a la educación pública, manejo tributario, entre otros. Eso es puro activo a favor.
Pero para que ello adquiera real sentido, los números tienen que hablar. En el propio comando PR aceptan que menos de un 25 por ciento es derrota pura y dura.
Mientras que superar el 30 por ciento se inscribe en los terrenos de la ganancia neta. Y acercarse al 40 por ciento, "serían palabras mayores", dicen.
En el comando de Frei la vigilia es "tranquilo-nerviosa". Tienen la convicción que hoy se juega una suerte de escaramuza en la batalla por La Moneda. Pero también asumen que, como en toda elección, los riesgos implícitos "jamás hay que descartarlos".
A final de cuentas, la lectura de fondo de este proceso de primarias no se agota en la proclamación del candidato único. Sólo abre una nueva etapa en la expedición por llevar por quinta vez a la Concertación a La Moneda, que se inicia recién mañana muy temprano.
(Fuente: La Nación, 5 de Abril 2009)
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