domingo, 6 de septiembre de 2020

LOS DILEMAS ETICOS DE LA PANDEMIA COVID-19

¿Es posible saber cuál país está haciendo lo correcto?: los dilemas éticos con los que la pandemia de covid-19 nos está enfrentando

El globo con una mascarillaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSe calcula que más de 25 millones de personas han sido infectadas con el nuevo coronavirus.
"La ciencia no nos puede decir qué hacer", reflexiona Dominic Wilkinson, profesor de Ética Médica de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
"La ciencia tiene que estar en el centro de la toma de decisiones, pero no te puede decir, por sí sola, qué decisión tomar. Eso se debe hacer sobre la base de la ética", le dice el doctor a BBC Mundo.
Wilkinson fue consultado en el artículo: "The philosophy of COVID-19: is it even possible to do the 'right thing'?" ("La filosofía de covid-19: ¿es posible hacer lo 'correcto'?)", publicado en el sitio de la universidad británica.
En el texto se reflexiona sobre el hecho de que en los últimos seis meses, en todos los continentes, autoridades y científicos han estado tratando de determinar qué se debe hacer frente a la pandemia.
"Por primera vez, en mucho tiempo, las consideraciones filosóficas se han convertido en materia de debate político y de conversaciones cotidianas", indica el blog del que está a cargo Sarah Whitebloom.
"¿Es correcto privar a la gente de su libertad o no; dictar el comportamiento personal o no; cerrar las fronteras o no; para proteger la vida o el servicio sanitario o la economía o no?", pregunta.

Entre opciones

En ese artículo, el investigador resalta que nuestro conocimiento sobre la covid-19 ha ido cambiando con el paso de los meses y eso es clave a la hora de tomar decisiones y de juzgarlas.
Profesor Dominic WilkinsonDerechos de autor de la imagenCORTESÍA: DOMINIC WILKINSON
Image captionComo profesor, Wilkinson se especializa en ética médica y como médico, en neonatología.
"Entonces" -se plantea en el texto- "¿cómo interpretamos los intentos de los países para abordar la pandemia? ¿Alguien está haciendo lo correcto?"
Según el profesor Wilkinson, 'No hay una única respuesta correcta, depende de cómo sopesas tus opciones. Debes distinguir entre varias cosas'".
¿Serían todas las decisiones igualmente validas? "No" -responde- pues hay que tomar en cuenta el contexto: algo que podría ser correcto de implementar en un país, puede no serlo en otro.
Además, pese a la incertidumbre propia de un virus cuyas características y efectos seguimos descubriendo, hay opciones que son erróneas.
Por ejemplo, "recomendar intervenciones no basadas en evidencia (como la cloroquina) podría verse como opciones 'moralmente incorrectas'".
La pandemia nos ha puesto cara a cara con dilemas éticos muy complejos.
"Hay muchos paralelismos con las profundas y difíciles preguntas que enfrentan los países cuando están en guerra", señala Wilkinson.
La prioridad tiene que ser "salvar vidas", destaca el profesor que conversó con BBC Mundo.
La entrevista ha sido editada por razones de claridad y concisión.
Línea
En términos de qué es correcto hacer. ¿Qué desafíos nos está presentando esta pandemia?
El desafío fundamental es lo que están enfrentando los gobiernos.
En cierto sentido, son problemas con los que las sociedades tienen que lidiar todo el tiempo: cómo equilibrar las diferentes y, algunas veces, contrapuestas necesidades de su población.
Un placa de los pulmonesDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAunque nuestro conocimiento sobre el virus Cov-2 ha aumentado sustancialmente desde que se desató el brote hace seis meses, aún hay incógnitas que se están tratando de responder.
Lo que hace que la cuestión de la pandemia sea tan grave es la escala del problema y la necesidad de hacer concesiones muy difíciles.
Eso implica hacer sacrificios y buscar soluciones intermedias entre el bienestar de unos y de otros. Por ejemplo: entre las personas en riesgo de contraer covid-19 versus otros miembros de la sociedad y los efectos en su bienestar desde la perspectiva económica y de empleo.
En adición, hay desafíos muy grandes debido a la incertidumbre que existe. Una de las razones que hace esta pandemia tan compleja es que los problemas que está suscitando no son los problemas estándar con los que los gobiernos están acostumbrados a encarar.
Obviamente, las enfermedades infecciosas y los temas de salud pública son asuntos con los que los gobiernos están relativamente familiarizados, aunque no siempre sean simples de enfrentar.
Pero estamos ante una nueva amenaza que trae muchos desafíos e incertidumbre sobre los beneficios, así como también sobre los costos, de las distintas maneras de responder a ella. Por ejemplo: las diversas formas de confinamiento y de distanciamiento social.
Quizás sin notarlo mucho, cada día, todos hemos estado envueltos en consideraciones filosóficas debido a la pandemia. ¿Por qué ocurre eso?
La pandemia ha resaltado ciertos asuntos éticos que son muy difíciles y que ameritan soluciones de compromiso, concesiones.
Una mujer frente a una pantallaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionVarias economías ya han empezado a sentir los efectos de la crisis que desató la pandemia.
Algunos de ellos se presentan en tiempos de normalidad, pero quizás de una forma no tan visible o dramática.
Por ejemplo, evaluar el costo en la economía, en términos de dinero, y la cuestión de las vidas que son salvadas, es un planteamiento con el que están muy familiarizados los gobiernos. No es una pregunta muy cómoda de responder, pero a la que están acostumbrados todo el tiempo:
'¿Cuánto dinero invierto en mejorar las carreteras para prevenir accidentes de tránsito? ¿Cuánto invierto en fármacos o en el sistema sanitario en general para mejorar la salud de las personas y evitar muertes?'
Le tienen que poner un precio a la cantidad que están dispuestos a pagar para salvar una vida.
Personas fuera de un hospitalDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn muchos países, gran parte de la atención médica se ha concentrado en atender a las personas afectadas por la covid-19.
La misma pregunta, en esencia, se invoca cuando los gobiernos tienen que tomar decisiones sobre cómo intentar balancear los beneficios potenciales de salvar vidas versus el costo económico.
Obviamente, podrías salvar el máximo número de vidas manteniendo a todos los países en confinamientos totales hasta que haya una vacuna disponible. Pero eso va a provocar un costo económico muy grande y, la medida en sí misma, va a cobrarse vidas en diferentes maneras.
Existe evidencia de que las crisis económicas por sí solas acarrean graves consecuencias sanitarias, incluyendo: efectos en las tasas de pacientes con cáncer, personas con enfermedades mentales, suicidios.
Este tipo de cálculos son los que tienen que hacer los gobiernos todo el tiempo, pero en el contexto de esta pandemia se hacen muy visibles.
¿Cuán difícil es para quienes diseñan las políticas públicas tomar decisiones basados en un virus del cual aún se desconocen muchos aspectos porque es muy nuevo?
Es tremendamente difícil.
Hay dos tipos de incertidumbres: la científica y médica, que tiene que ver con el virus: que pasaría si los gobiernos no hacen nada, cuántas vidas se podrán en riesgo, que sucedería si se toman acciones, cuán efectiva será la vacuna cuando esté disponible.
Y está la incertidumbre ética: cómo actuar frente a esta amenaza.
En ese contexto, los diferentes gobiernos tomarán decisiones distintas y no sabremos hasta dentro de muchos años, cuando veamos hacia atrás, qué país hizo la elección que resultó siendo ventajosa, pero ahora es muy difícil saber cuál es la decisión correcta.
En el artículo de la Universidad de Oxford, usted señala que en el actual contexto, algunas decisiones son tomadas de buena fe. ¿Es eso suficiente?
Desde el punto de vista de la ética, todo lo que podemos hacer es tomar decisiones con la información que tenemos.
Médicos en un hospitalDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionDilemas éticos y filosóficos que siempre han enfrentado médicos, legisladores y líderes políticos ahora son parte de las conversaciones de muchos ciudadanos en todo el mundo.
Cuando me refiero a tomar decisiones de buena fe, es hacerlo sobre la base de las motivaciones y las intenciones correctas y con la información con la que se cuenta.
Puede pasar que la información que tienes es incorrecta, que las estimaciones de las diferentes opciones terminen siendo erróneas, pero no puedes tomar decisiones sobre la base de información que desconoces.
Algo que tienes que hacer es tomar en cuenta la posibilidad de que puedes estar equivocado. Por eso, los gobiernos tienen que mirar un abanico de diferentes resultados potenciales y la incertidumbre que rodean las estimaciones.
Esa es una de las razones por las cuales no se trata simplemente de seguir la ciencia porque la ciencia no da una sola respuesta sobre lo que pasará o cuál podría ser el efecto de una particular acción.
Se trata más bien de una gama de diferentes posibilidades y sobre la base de eso, tomar las decisiones.
En el artículo se plantea que los esfuerzos internacionales buscan preservar la vida. "¿Pero la vida de quién? ¿un enfermo que sufre de covid-19, un paciente con cáncer, una persona que pierde su trabajo?" Es un dilema inmenso para enfrentar en tan corto periodo de tiempo desde que comenzó el brote ¿no?
La dificultad es que no hay manera de evitar tomar decisiones. No hacerlo o no actuar es una resolución en sí misma.
Personas aplaudiendoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAl inicio de pandemia, muchos ciudadanos en todo el mundo coincidieron con sus gobiernos en la necesidad de quedarse en casa.
Dado el número de decisiones que los gobiernos tienen que tomar y de lo cambiante de la situación que están enfrentando, es inevitable que no opten por algo determinado.
Y podrían llegar a tomar resoluciones que serán criticadas y que podrían terminar siendo, a la luz del conocimiento adquirido con posterioridad, no las mejores opciones.
Por eso, tienen que estar preparados para cambiar de idea, para revisar sus puntos de vista a medida que la ciencia evoluciona y para admitir que tomaron una decisión que no fue la mejor.
Muchas personas podrían pensar que, como se trata de una pandemia, la ciencia debería indicar qué se debe hacer, pero usted señala: "La ciencia no puede decirnos a qué valores debemos darle peso". ¿A qué se refiere?
Cuando hablamos sobre lo que deberíamos hacer, sólo llegaremos a una respuesta con una serie de hechos y un conjunto de valores éticos.
Un ensayo clínicoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption"La ciencia tiene que estar en el centro de la toma de decisiones pero no te puede decir, por sí sola, qué decisión tomar. Eso se debe hacer sobre la base de la ética", indica Wilkinson.
La ciencia no genera valores éticos, la ciencia nos ayuda a entender los hechos.
Cuando queremos actuar en relación a ellos: ¿qué deberíamos hacer?, aparecen los valores éticos.
Por esa razón la ciencia no nos puede decir qué hacer o que deberíamos hacer, la ciencia sólo nos puede decir qué pasaría si actuamos de determinadas maneras.
Nosotros tenemos que decidir cómo balancear diferentes valores éticos que podrían estar en riesgo: cuál es el más importante, a cuál le vamos a dar prioridad, cuál precio estamos dispuestos a pagar y cuál no, y, entonces, tomar una decisión.
Considero que es profundamente engañoso sugerir que la ciencia, en sí misma, es la base de la toma de decisiones.
La ciencia tiene que estar en el corazón de la toma de decisiones pero no te puede decir, por sí sola, qué decisión tomar. Eso se debe hacer sobre la base de la ética.
Usted señaló que "el momento más complicado aún está por venir", pues nos esperan más decisiones éticas difíciles que van más allá de los confinamientos, por ejemplo: quiénes recibirán las primeras vacunas. "No sabemos todavía qué tolerará la gente, qué harán". En relación a eso, hay personas que sienten que los confinamientos han afectado sus derechos. ¿En este contexto, edifícil llegar a la decisión con la que todos estemos satisfechos?
La política está familiarizada con la idea de que no puedes complacer a todo el mundo.
Dos mujeres se saludan con una ventana de por medioDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas medidas para evitar la propagación del coronavirus han tenido impacto en los diferentes grupos de edad.
Uno de los aspectos interesantes es que en las fases iniciales de la pandemia, en muchos países, hubo un amplio apoyo hacia las acciones tomadas por los gobiernos, en algunos casos dramáticas y con un impacto significativo en las vidas de las personas.
Pero algo que se está volviendo evidente es que a medida que pasa el tiempo, parte de ese apoyo se ha disipado y hay más división sobre lo que debe pasar: algunos están a favor de continuar con las restricciones para evitar otras olas (de contagios); otros creen que los gobiernos no pueden seguir imponiendo restricciones y deben relajar las medidas para que la economía se recupere.
Esa es una de las razones por la cual los gobiernos están en una creciente presión para flexibilizar las medidas que tienen que ver con los confinamientos, pero, hasta que no haya una vacuna, la potencial consecuencia de eso es que hayan olas de infecciones, como hemos visto en Europa y en otras partes.
Y existe la posibilidad de que coincida, en el hemisferio norte, con el invierno, que es tradicionalmente una época difícil.
Hay una gama de razones por las cuales algunas de las decisiones más difíciles están por venir.
También ha dicho que no todas las decisiones pueden ser válidas y hace una especial reflexión sobre tratamientos que no han sido probados científicamente.
En la situación actual, los gobiernos tienen más de una opción razonable para escoger.
Personas con mascarillasDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionExiste evidencia científica de que el uso de mascarillas ayuda a frenar la propagación del coronavirus.
Para algunas naciones, puede ser razonable continuar con la decisión de mantener el número de casos muy bajo con la implementación de medidas restrictivas.
También pueden haber otros países que se inclinen por medidas más flexibles.
El decir que hay potencialmente más de un enfoque razonable no significa que cualquier enfoque es aceptable.
Claramente hay algunas respuestas que no son razonables y que debemos rechazar, incluyendo las que se apartan significativamente de una comprensión científica de lo que se pone en riesgo o de lo que puede ser útil.
Por ejemplo, quienes rechazan las mascarillas o quienes sugieren medidas que no tienen una base científica o que la ciencia ha demostrado que son perjudiciales.
Considero que es importante criticar cuando gobiernos o personas que hablan en público recomiendan cosas que son irrazonables.
Usted ha dicho que es muy difícil saber qué países están haciendo lo correcto en medio de estas dramáticas circunstancias y que sólo en varios años se podrán saber cuáles fueron las mejores estrategias. ¿Por qué hay que esperar años?
Estando en plena pandemia, es difícil conocer todos los impactos de las decisiones que estamos tomando, algunos no serán visibles por años.
PlanetaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionDe acuerdo con Wilkinson, el tiempo es clave para poder evaluar el impacto de las medidas que se están tomando en plena pandemia.
Las comparaciones entre países, por ejemplo, sólo se harán patentes con el tiempo.
Cuando veamos todas las diferentes consecuencias en la salud de los pacientes -excluyendo quienes hayan sufrido covid-19- se verá el impacto en quienes sufren de cáncer, quienes no recibieron algún tratamiento, quienes desarrollaron enfermedades mentales o quienes sufren problemas de salud debido a la recesión económica.
Esos efectos no se sabrán hasta después de un tiempo, cuando tengamos suficiente información para juzgar.
Es decir, en su opinión, es casi imposible saber quién está haciendo lo correcto.
Así es. Vale la pena señalar que se puede distinguir entre una decisión correcta y un proceso correcto para tomar esa decisión.
Una trabajadora de la saludDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa pandemia encontró a algunos países mejor preparados que otros para lidiar con sus efectos.
En las decisiones que se han tomado de una manera transparente, el público puede ver por qué los gobiernos están optando por determinadas alternativas, que se trata de decisiones guiadas por la evidencia científica y que son susceptibles a los cambios que se producen en la ciencia y a la incertidumbre que puede conllevar.
Eso es muy importante.
Que son decisiones que están abiertas a las revisiones y al cambio de opinión en el futuro en caso de que varíe la información.
Todas esas características son positivas en el proceso de toma de decisiones y los países en los que se han dado esos elemento, creo que tendrán una mejor probabilidad de justificar sus decisiones, incluso si, en retrospectiva, se les pueda cuestionar por haber tomado las decisiones equivocadas.
Desde la perspectiva de un doctor dedicado a la ética médica, ¿qué lecciones le está dejando esta pandemia?
Uno de los aspectos más sorprendentes es que algunos países se habían preparado extremadamente bien para tomar decisiones difíciles en el contexto de una pandemia, habían hablado con su población con anticipación y les habían dicho:
'Si alguna vez nos enfrentamos a una pandemia de gripe realmente grave, ¿qué les gustaría que hiciéramos si tuviéramos que tomar decisiones relacionadas, por ejemplo, con los respiradores: ¿quién debería utilizarlos?"
Hace cinco o diez años, comunidades en algunos estados de Estados Unidos participaron en discusiones sobre esas decisiones. Eso las puso en una posición muy fuerte cuando llegó la pandemia para decir: 'Está bien, ya tuvimos una discusión. Tenemos preparadas algunas pautas, ahora podemos implementarlas'.
Creo que la dificultad cuando estás en el ojo de la tormenta es que no hay una manera significativa de promover conversaciones hipotéticas con la comunidad, porque el desafío es reaccionar y muchas veces se hace de forma instintiva porque ya la tienes al frente.
Y eso podría llevar a que no se tomen las mejores decisiones.
Creo que una de las lecciones importantes es que debemos prepararnos para amenazas muy sustanciales como esta.
A algunos países les ha ido bien en esa preparación y a otros menos bien.
Enlaces a más artículos sobre el coronavirus
Fuente : BBC/NEWS/Mundo, 6 de Septiembre 2020


sábado, 5 de septiembre de 2020

DIPUTADA HERNANDO DEL PARTIDO RADICAL



Hernando, quien es vicepresidenta del Partido Radical, manifestó que "no puedo evitar sentir también que es por intereses personales, de tipo egoísta de los senadores".

La diputada Marcela Hernando se refirió al anuncio del gobierno de postergar las elecciones de gobernadores regionales para noviembre de 2021. Al respecto, la congresista de la Región de Antofagasta lamentó "que nos cueste tanto avanzar con una agenda de descentralización. Ha sido tan tortuosa la tramitación de estas leyes a propósito de la elección de gobernadores regionales y ahora quieren postergarlos".
Hernando, quien es vicepresidenta del Partido Radical, manifestó que “no puedo evitar sentir también que es por intereses personales, de tipo egoísta de los senadores, el que ellos estén más proclives a postergar esta elección, porque los gobernadores regionales serían autoridades que disputarían el mismo electorado en términos de distritos y volúmenes de habitantes, por lo tanto, podrían poner en peligro “la carrera” de algunos senadores. Eso no debería ser una causa para estar tratando de postergar esto”.
En ese sentido, la doctora Hernando, señaló que “diferente es que no se han tramitado una serie de leyes que tienen que ver con las potestades, por ejemplo, de manejar más recursos y la ley de rentas regionales. Me parece que en eso deberíamos avanzar rápido, pero postergar esta elección es una segunda opción, la primera opción es ponerle urgencia suma al tratamiento de esas leyes”.
Fuente : El Mostrador, 4 de Septiembre 2020

jueves, 3 de septiembre de 2020

LA HUMANIDAD EN UN GRAVE DILEMA

 Ha pasado casi un año, que entré a mi Blog Radical Chileno y hoy el mundo es distinto absolutamente, con una Pandemia no controlada aún y que tiene al planeta de rodillas, pues aún no se encuentra una cura para este flagelo sanitario.

En Chile cerca de 15.000 muertos y más de 400.000 infectados, con comunas en cuarentena y otras saliendo de ella. Es de esperar, que salgamos luego de esta situación extrema, que estamos viviendo y nos mantiene en la incertidumbre.

viernes, 20 de septiembre de 2019

GRETA Y LA HUELGA MUNDIAL POR EL CLIMA

OPINIÓN

20 de Septiembre 2019: Greta y la Huelga Mundial por el Clima


por Jaime Hurtubia
La crisis climática no va a eliminar a la humanidad del planeta. Seguramente muchos sobrevivirán y resistirán a los cada días más fuertes y continuos desastres que se sucederán como avalancha. De lo que se trata es que nuestra generación de adultos, jefes de estado, políticos, empresarios, científicos, ciudadanos, es la última que tiene la oportunidad de hacer algo para evitarlo. Después de nosotros será demasiado tarde. Se perderá el control, ocurrirán cambios irreversibles y será mucho más difícil y costoso volver a algún tipo de normalidad. Si los Estados no respetan a la letra el Acuerdo de París y las recomendaciones del IPCC, con seguridad condenarán a la generación de Greta y a las futuras, a nuestros nietos y bisniestos, a vivir en un mundo infame de continuos desastres y eventos climáticos extremos. Ese es el punto.
Cuando en Chile aún estemos en plena Fiestas Patrias, este Viernes 20 de Septiembre una joven sueca de 16 años, desde Nueva York, estará velando porque la acción climática sea considerada una prioridad mundial. Greta Thunberg siguiendo su costumbre iniciada hace dos años con sus huelgas de “Viernes por el Futuro”, ahora lo hará movilizando a cientos de miles de jóvenes y adultos en todo el mundo y estará presionando a Jefes de Estado reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre sus responsabilidades y acciones respecto a la crisis climática.
Ella está tocando el nervio sensible de los centros de poder, haciendo sentir que el peso de una ciudadanía movilizada es clave. Personas como ella son fundamentales para despertar a los políticos apáticos, acelerar acciones y frenar el sobrecalentamiento global. En la reunión anual de líderes políticos y empresarios multimillonarios en Davos declaró: "No quiero que tengan esperanzas. Quiero que se asusten. Quiero que sientan el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúen".
Siguiendo a Greta, los jóvenes han realizado protestas que comenzaron en agosto del año pasado, cuando ella en solitario protestó frente al parlamento sueco. Ahora, cada semana, cientos de miles de jóvenes, en más de 100 países, salen de sus aulas cada viernes. Se trata de protestas que manifiestan descontento hacia los políticos que han sido incapaces de enfrentar el sobrecalentamiento y la crisis climática. Este movimiento no pertenece a ningún partido político y se ha multiplicado rápidamente. Es un movimiento que acusa de inactividad e incompetencia a las generaciones anteriores: “Os habéis quedado sin excusas”.
Si los gobiernos no abordan la crisis climática a tiempo, sin duda será una manifiesta violación a los derechos humanos de las generaciones futuras. La más grande de nuestra historia. Han sido los jóvenes quienes han sacrificado días de aprendizaje para exigir que los políticos, empresarios, abuelos y padres hagan lo correcto. En particular, están reclamando a los gobiernos que cumplan con lo comprometido en el Acuerdo de París, que entrará en pleno vigor en 2020. Compromisos fundamentales para que la temperatura promedio global del planeta se estabilice entre los 1,5 y los 2ºC.
¿Cuál es la situación en Septiembre 2019? Por la falta de sanciones que obliguen a los países a cumplirlo, las emisiones siguen aumentado. Es decir, los recortes de emisiones a los que los países se comprometieron en el Acuerdo no son suficientes tanto porque son muy flexibles como porque la mayoría de los Gobiernos no los están respetando. Así como están las cosas y de continuar así, vamos directo a un aumento de la temperatura promedio global a 3 grados y más aún.
Obviamente, la realidad nos muestra que aún se necesitan muchos más esfuerzos y que no tenemos tiempo. Los jóvenes nacidos en este siglo poseen una conciencia ambiental y un coraje inexistentes en las generaciones anteriores. Con una formación ambiental básica pero con mucha intuición y determinación sienten los peligros a los que expone la actual crisis climática a ellos y a las futuras generaciones.
Cómo no va a ser así, si cada semana escuchan las noticias de desastres climáticos como el ciclón que arrasó hace una semana a Bermudas, las olas de calor en Europa que rompieron récords, los incendios forestales en Siberia, Portugal, la Amazonía, la acidificación de los mares, la gota fría que arrasó hace tres días pueblos en la comunidad Valenciana, nuestra megasequía, y así muchos más que se suceden con mayor frecuencia y con más intensidad que nunca antes.  Es lógico que los jóvenes sientan temor ante este tipo de desastres que tienden a ser cada vez más recurrentes y que los afectará con seguridad el resto de sus vidas.
En Chile, las marchas apenas comienzan. Pero sin duda, la de este Viernes por ser mundial servirá de impulso de aquí a la COP25 para despertar algunas conciencias. Y es que, con el pasar de las semanas, nos estamos jugando demasiado, se juega nuestro futuro. Si los políticos no hacen nada, está muy bien que los jóvenes les obliguen a escuchar. El costo de la pasividad es enorme. No fueron capaces de hacer cambios profundos en un modelo económico cuyas principales víctimas fueron ellos mismos.
En Europa cientos de miles vienen abandonando cada viernes sus clases organizando eventos proclima con mensajes contundentes: “Los jóvenes estamos demostrando que estamos enojados por la falta de liderazgo gubernamental”; “los que están en el poder no solo nos traicionan y nos quitan nuestro futuro, sino que también son responsables de la crisis climática que se está desarrollando de forma horrenda en todo el mundo”; “los menos responsables de contribuir al cambio climático ya están sufriendo los peores efectos”, y “es nuestro deber no solo actuar para aquellos nuestro futuro, sino el de todos. Eso es lo que significa la justicia climática “.
Y es que los jóvenes lo tienen muy claro. La crisis climática no va a eliminar a la humanidad del planeta. Seguramente muchos sobrevivirán a la emergencia climática y resistirán a los cada días más fuertes y continuos desastres que se sucederán como avalancha. De lo que se trata y ellos lo tienen muy claro, es que nuestra generación de adultos, jefes de estado, políticos, empresarios, científicos, ciudadanos, es la última que tiene la oportunidad de hacer algo para evitarlo. Después de nosotros será demasiado tarde. Se perderá el control, ocurrirán cambios irreversibles y será mucho más difícil y costoso volver a algún tipo de normalidad. Si los Estados no respetan a la letra el Acuerdo de París y las recomendaciones del IPCC, con seguridad condenarán a la generación de Greta y a las futuras, a nuestros nietos y bisniestos, a vivir en un mundo infame de continuos desastres y eventos climáticos extremos. Ese es el punto.
Es de esperar que en los próximos meses aumente la solidaridad de la juventud para dar comienzo a una nueva era de acción climática, ahora que todo el mundo habla sobre el clima. Al fin y al cabo, los jóvenes son los futuros ciudadanos que tendrán que lidiar con la crisis climática por el resto de sus vidas. Están defendiendo su futuro y por lo tanto tienen que protestar: “La generación de nuestros padres no ha hecho suficiente para combatir el cambio climático y tenemos que aprender de sus errores. Hay que actuar ya”. “Yo creo en la ciencia, no en los políticos”.
Es obvio que la acción climática tiene que ser acompañada por un paulatino y creciente cambio en la ciudadanía con nuevos estilos de vida; nuevos patrones de producción y consumo; y conservación de la biodiversidad. Los Jefes de Estado en la Cumbre Climática del próximo 23 de Septiembre en la Sede de la ONU en Nueva York, junto a los grandes empresarios y corporaciones multinacionales y nacionales, tendrán que hacer lo suyo. Un cambio radical, urgente, drástico en sus tecnologías para abandonar el uso y la quema de combustibles fósiles.
Las nuevas tecnologías están disponibles para neutralizar las emisiones y detener la acumulación de CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera de aquí al 2030. Habrá vencedores y perdedores, una disrupción tecnológica tremenda, grandes cambios en la forma de hacer las cosas, por tanto, no será una transición pacífica. Desde hace 50 años los gobiernos y las industrias del petróleo, gas y carbón han evadido su responsabilidad, en los ámbitos nacional e internacional, con tal de obtener mayores ganancias en el menor tiempo posible. Lo que era moral y ambientalmente obligatorio hacer, lo ignoraron. Más aún, usaron su poder para que fuera una meta políticamente imposible de alcanzar. Ese mundo se acabó. Es la hora del cambio.

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