EL CENTRO NO PUEDE SOSTENERSE: Bachelet escoge a un nuevo hombre fuerte.
Artículo publicado por "The Economist"
Cuando asumió como Presidenta de Chile hace casi dos años, Michelle Bachelet prometió ser un tipo diferente de político, uno que lideraría una "democracia ciudadana". Su primer gabinete contenía sólo dos personeros con experiencia ministerial previa; la mitad de sus miembros era mujer y varios eran independientes. Después de tres cambios de gabinete, el 8 de enero, Bachelet anunció su último equipo, uno compuesto por avezadas figuras de partido. Eso huele casi a desesperación. Hablando en general, Chile sigue siendo una historia exitosa. Bachelet tiene algunos logros, tales como un acuerdo para una reforma educacional, nuevas guarderías infantiles y una más amplia atención de salud. Pero su popularidad ha disminuido bastante y su gobierno ha tenido muchas dificultades para deshacerse de esa sensación de estar a la deriva. Los resultados de la economía ya no superan a los de sus vecinos, a pesar de los ingresos récord provenientes del cobre. Los altos precios de la energía -Chile importa casi la totalidad de su petróleo y gas- han contribuido a que haya un cierto movimiento en la inflación. Un nuevo plan de transporte en Santiago, el que fue diseñado bajo el Presidente anterior, ha hecho padecer a los usuarios. No todo esto es culpa de la Presidenta. Pero ella ha sido tanto vacilante como entrometida y a menudo ha permitido que una pequeña camarilla de asesores personales domine y debilite gradualmente a los ministros. El cambio de gabinete es un nuevo comienzo, señaló la Mandataria. Pero fue uno torpe. La repentina renuncia de su ministro del Interior le torció la mano. El reemplazo de este último, Edmundo Pérez Yoma, es un experimentado y franco demócrata cristiano que como ministro de Defensa en la década de 1990 supervisó la partida como comandante del ejército del general Augusto Pinochet, el ex dictador. Se espera que Pérez Yoma actúe como un Primer Ministro de facto, si la Presidenta lo deja. Los cambios debilitan la posición de Andrés Velasco, el ultra ortodoxo ministro de Hacienda, algunos de cuyos protegidos perdieron sus cargos. El recién nombrado ministro del Interior lo criticó el año pasado por carecer de "imaginación y audacia". Esta reorganización es en parte un intento por apuntalar a Soledad Alvear, la líder del Partido Demócrata Cristiano (DC), uno de los tres partidos principales de la Concertación, la coalición de centroizquierda, la que ha gobernado Chile desde el retorno de la democracia en 1990. La DC sufrió una seria división el mes pasado, cuando partidarios de Alvear, quien es una potencial candidata presidencial, expulsaron a Adolfo Zaldívar, un senador que lideraba la facción de derecha del partido. Varios de los seguidores del senador se fueron también con él. Como resultado, la Concertación perdió su mayoría en el Congreso. Igualmente ha perdido gran parte de su disciplina y energía. Habrá elecciones municipales en octubre, lo que a su vez marcará el inicio de las campañas para los próximos comicios presidenciales en diciembre de 2009. Aunque la derecha no ha ganado una elección presidencial en Chile desde hace medio siglo, muchos en la Concertación temen que después de casi dos décadas en el poder su tiempo pueda estar llegando a su fin. El riesgo para Bachelet y Pérez Yoma es que este derrotismo pueda autocumplirse. Ellos tienen trabajo que hacer.
(El Mercurio, 11 de Enero 2008)
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