sábado, 19 de septiembre de 2020

JANEQUEO

 

Quién fue Janequeo, la poderosa e invencible guerrera mapuche (y por qué su imagen es símbolo de las protestas de Chile)

Gráfico de Janequeo

Derechos de autor de la imagenSEBASTIÁN CASTRO Y GUIDO SALINAS
Image captionJanequeo aparece en escena en 1587 y se hace guerrera para vengar la muerte de su esposo

Podríamos haberla visto con el cráneo todavía tibio de un capitán español ensartado en su lanza, y ella cantando victoria y alentando a su ejército a seguir peleando con furia en la Guerra de Arauco, un combate de dos siglos en el que el pueblo mapuche se resistió a la conquista en el sur de Chile.

Ella, Janequeo, aparece en escena en 1587 y se hace guerrera para vengar la muerte de su esposo, el lonco Huepotaén, que había sido asesinado por el gobernador Alonso de Sotomayor, cuya misión era doblegar a los insumisos del Nuevo Mundo y de paso evangelizarlos en su fe.

Nada nuevo salvo ella, Janequeo, que se cuela en esta guerra de hombres y de paso en la historia y también en el panteón de héroes nacionales de Chile.

Es la heroína mapuche.

Si hace cinco siglos, Janequeo galopó las cordilleras sureñas con su lanza en una guerra de guerrillas y llegó a comandar a 4.000 hombres en sus tropas, hoy sale a marchar con las mujeres, que la llevan en su pecho estampada en versión comic.

Janequeo de Lukas Bravo NicolásDerechos de autor de la imagenJANEQUEO DE LUKAS BRAVO NICOLÁS
Image captionY algunas niñas, de un tiempo a esta parte, piden el disfraz de Janequeo, en lugar del de la mujer maravilla.

El estallido social chileno de los últimos meses ha levantado también la bandera mapuche, que revive como parte del rescate de las mujeres, de sus voces ausentes en la historia.

Y algunas niñas, de un tiempo a esta parte, piden el disfraz de Janequeo en lugar del de la Mujer Maravilla.

"Varonil matrona"

Es la pluma española, masculina y cristiana la que narra la guerra de Arauco. No hay registro mapuche.

Y a Janequeo la relatan dos cronistas clave, los jesuitas Alonso de Ovalle y Diego de Rosales, entre los que hay una breve polémica por su nombre; Ovalle la llama Yanequeo y la presenta como "digna de contarse entre las bravas y varoniles matronas".

El segundo lo corrige y asegura que su nombre es Anuqueupu, -en mapudungun, piedra negra asentada- y escribe que ella nunca mostró sentimiento "de mujer blanda, sino de hombre duro como pedernal".

El tiempo y la chilenidad la convirtieron en Janequeo.

Salvada esta diferencia, ambos historiadores ponen las mismas palabras en su boca cuando ella invita a su hermano Guechuntareo a levantar las armas y vengar a su esposo asesinado: "Yo seré la primera en los peligros y la última que de ellos me retire, iré siempre delante para que las balas den en mi pecho antes que lleguen al tuyo…"

Así comienza la misión de Janequeo, en un tiempo en que la guerra vivía entre la tregua y la batalla.

Para formar su ejército utiliza diversas técnicas de persuasión y reclutamiento que dejan entrever el espíritu de la guerrera.

Buena conocedora de la naturaleza humana, estaba dispuesta a usar tanto la labia como las delicias culinarias, y así también las amenazas e incluso el castigo para fichar combatientes: se llevaba "maniatados por delante a todos los indios amigos de los españoles que no querían seguirla como capitana, pegándole fuego a sus casas…", cuenta Rosales.

Chica portando la camiseta del cómic de Janequeo en las protestas de Chile del año pasado.Derechos de autor de la imagenVALENTINA MARTÍNEZ
Image captionChica portando la camiseta del cómic de Janequeo en las protestas de Chile del año pasado.

Imparable, recorrió la sierra entre Osorno y Villarrica invitando a los suyos, "enviándoles una flecha ensangrentada y teniendo, para un día señalado, grandes convites de chicha y ovejas para los soldados¨

Durante una reunión, Janequeo "mató una oveja negra en señal de tristeza delante de todos, y sacándole el corazón hizo las ceremonias que hacen los indios, atravesándolo con las flechas y untando con su sangre las lanzas; lo dividió en menudos pedazos y lo repartió entre los caciques y capitanes".

Después, "con una lanza en la mano y un pedazo de corazón en la otra, hizo un parlamento a todos los indios, con gran retórica de las palabras y fuerza de espíritu varonil, para moverlos a tomar venganza de los españoles".

No sabemos cuánto tardó en juntar a los primeros 1200 combatientes, lo que sí nos cuentan los cronistas es que una vez que el contingente estaba armado, todos deseaban comenzar. Y ella "ya se prometía ser la restauradora de la patria y echar a todos de sus tierras".

Janequeo marchó entonces al mando de "un grueso ejército, poniendo fuego y ánimo a los soldados, que estaban maravillados del valor y la eficacia en persuadir a todos a la guerra de esta insigne mujer, resueltos a morir o alcanzar la victoria".

Y en esa primera salida al campo de batalla capturaron a dos españoles, y como era natural en esta guerra sangrienta, "les quitaron las cabezas y se las presentaron a esta amazona en prendas de deseo por el ánimo que tenía de ver postradas a sus pies las cabezas de los demás españoles".

La guerrera

Nunca las mujeres fueron un asunto de atención en esa época, cuenta la historiadora María Gabriela Huidobro.

Aparecen en escasas ocasiones para dar algo de amor y emoción al relato bélico y político.

"En la guerra de Arauco hay dos modelos de mujer: la doncella en peligro que no entiende la guerra y la sufre, porque sabe que le va a arrebatar al marido, como Fresia, la mujer de Caupolicán, o Guacolda, la mujer de Lautaro. El otro es el de la mujer guerrera, que adopta atributos propios de los hombres. Por eso los cronistas describen a Janequeo como una mujer varonil, una amazona".

Cómic JanequeoDerechos de autor de la imagenSEBASTIÁN CASTRO Y GUIDO SALINAS
Image caption"Yo seré la primera en los peligros y la última que de ellos me retire, iré siempre delante para que las balas den en mi pecho antes que lleguen al tuyo…", dijo Janequeo

Ella pasa de un estereotipo al otro. Primero es la que sufre la muerte de su esposo, pero al revés de las doncellas dolientes, "asume las riendas de su propio destino y para eso se pasa al bando de los hombres y los empieza a comandar."

La pregunta es si Janequeo fue una excepción.

"Desde la cosmovisión española es impensable que una mujer maneje armas, a menos que abandone su condición mujeril, como Juana de Arco, pero tal vez para la cultura mapuche de ese entonces no era extraño. Lo que pasa es que no tenemos fuentes directas que nos pudieran contar", dice la historiadora.

Algunas crónicas relatan que las mapuches iban al lado de sus hombres a pelear.

"El historiador francés del siglo XIX, Claudio Gay habla en sus crónicas de esta visión de la mujer mapuche virilizada desde el punto de vista occidental, una mujer que sabe más de lo que debiera saber", cuenta la escritora y académica mapuche Maribel Mora Curriao.

"Lo dice textualmente y leerlo es increíble. Van a las batallas, andan a caballo al lado del hombre. Hay una visión que oscila entre la mujer virilizada y la sensualizada, que es lo otro que se le critica a la mapuche, que es muy coqueta, que no se contiene, que se va a acostar con cualquier soldado, lo cual era muy mal visto desde la cultura europea."

Quizás Janequeo ya era soldado, quizás iba con su hombre a la línea de fuego, pero esto no es posible saberlo, porque ella aparece en los libros en un momento determinado y nada conocemos de su vida anterior.

Por eso hay quienes se preguntan si la guerrera existió.

La duda surge a partir de la mirada del historiador del XIX Diego Barros Arana, que hace notar que Janqueo no aparece en las crónicas de sus coetáneos que pudieron haber sido testigos de su hazaña, sino que es mencionada en las de Ovalle y Rosales, que vivieron en el siglo posterior.

Y Barros Arana sugiere que ellos la tomaron de otro texto, un poema épico perdido adjudicado al conquistador y poeta Fernando Álvarez de Toledo, asunto que a estas alturas sería imposible de comprobar.

"Hay que imaginar mucho con ella, porque hay poca documentación'', dice la poeta mapuche Roxana Miranda Rupailaf.

Cómic de JanequeoDerechos de autor de la imagenSEBASTIÁN CASTRO Y GUIDO SALINAS
Image captionQuizás Janequeo ya era soldado, quizás iba con su hombre a la línea de fuego, pero esto no es posible saberlo, porque ella aparece en los libros en un momento determinado y nada conocemos de su vida anterior

"En nuestro imaginario siempre existió y siempre existe Janequeo, está instalada en el relato oral y eso es bonito porque todos vamos construyendo su historia".

"Me gusta llamarla lideresa o weichafe. Ella lidera ejércitos de hombres y eso demuestra que mucho de lo patriarcal llega con la invasión, por eso hoy se mira a Janequeo como una figura importante y se ha vuelto a levantar en esta lucha feminista con nuestras propias identidades."

Sin morfología

Sebatian Calfuqueo, artista visual que trabaja con iconos del proceso de conquista y de colonización, se encontró con Janequeo hace unos diez años.

Poco le importa si existió o no: su foco está en "cómo ha sido socializada y por qué fue invisibilizada". Para describirla escoge la palabra fiera.

Ella "pone en cuestionamiento la masculinidad, la fuerza de lo aguerrido, todos conceptos asociados a la guerra y a la resistencia; rompe con todo eso".

"A diferencia de los hombres, Janequeo carece de morfología. Sabemos que Caupolicán era grande, era tuerto, mientras que ella es como la desquiciada. La idea del amor que tiene su relato es compleja. Se venga porque matan a su hombre y aunque me parece verosímil, también es reduccionista hacia su figura como líder, porque probablemente no fue solo por eso, fue por un despojo de territorio. Ella tiene la potencia de reescribir la historia desde los lugares que han sido despojados de la historia oficial."

Como no existe descripción física de Janequeo, cada uno puede imaginarla como quiera.

Dos de sus imágenes recientes fueron creadas por el dibujante Lukas Bravo Nicolás, que la incluyó en su fanzine Grandes Mujeres de la Historia de Chile.

"Cuando la armé lo primero que se me vino a la cabeza fue que buscaba venganza, pero a medida que la fui estudiando, entendí que iba más allá, quería un trato digno para su gente. Primero la hice sobre un caballo en posición de liderazgo y su construcción es una mezcla de varias fotos de mujeres mapuche, para que de alguna manera las representara a todas. Quería una líder puramente nativa, sin joyería, sin la influencia de Occidente".

Janequeo de Lukas Bravo NicolásDerechos de autor de la imagenJANEQUEO DE LUKAS BRAVO NICOLÁS
Image caption"Cuando la armé lo primero que se me vino a la cabeza fue que buscaba venganza, pero a medida que la fui estudiando, entendí que iba más allá, quería un trato digno para su gente", dice el dibujante Lukas Bravo Nicolás

"En la segunda, dedicada a un público joven, intenté ablandar el personaje, cambié la estética, saqué el caballo, pero mantuve la lanza y agregué el detalle de la piedra verde que generalmente usaban los toquis como señal de fuerza y mando".

También le dieron cuerpo y alma como superheroína el guionista Sebastián Castro y el dibujante Guido Salinas, creadores de los Guardianes del Sur, una saga de superhéroes mapuche que luchan en el Mapuverso.

Habían hecho a los weichafe Galvarino, Caupolican y pensaban hacer a Pelantaro, pero a tiempo leyeron las señales: las mujeres estaban en ebullición, no solo en Chile, sino en todas partes.

Fanáticos de los superhéroes clásicos, Castro y Salinas se inspiraron entonces en la trinidad de Superman, Batman y la Mujer Maravilla. Así es que Janequeo terminó derrotando a Pelantaro para llegar victoriosa a cerrar el triángulo mágico.

"Janequeo se junta mucho con el tema que estamos viviendo ahora como sociedad, en esta lucha en que estamos los hombres contra nosotros mismos, contra el machismo que tenemos incrustado'', dice Guido Salinas. "Y tenemos que aprender a convivir en este nuevo despertar de la mujer".

"Cuando la dibujé me costó aprender a hacer sus expresiones'', recuerda.

"Su capa es la bandera mapuche, lleva un cuchillo, una lanza y detrás el kultrún. Me preguntaban por qué la hice tan vigorosa si la mujer mapuche no tiene atributos atléticos. Y como muestra una pierna, para algunos resultaba sexista, pero yo les decía: 'Tiene que moverse porque va pelear'".

"Al final la gente quedó enganchadísima porque cacharon (entendieron) que estamos poniendo de nuestra parte para este cambio cultural y espiritual."

Portada cómicDerechos de autor de la imagenSEBASTIÁN CASTRO Y GUIDO SALINAS
Image captionEn las Comic-Con, llegan niñas vestidas de Janequeo

Más de 3.000 personas llegaron al lanzamiento de su historieta, en la que Janequeo se enfrenta a Inés Suarez, la implacable conquistadora española, compañera de Pedro de Valdivia.

La publicación ha roto todas las expectativas, y está nominada a los premios más importantes del cómic chileno: mejor dibujante, mejor guionista, mejor portada y cómic del año.

Castro y Salinas cuentan que los invitan a dar charlas en los colegios y los profesores después les hacen pruebas a sus alumnos sobre el cómic. En las Comic-Con llegan niñas vestidas de Janequeo y las camisetas con la guerrera aparecen cada vez más en las marchas callejeras del país, que en menos de un mes votará si quiere un cambio constitucional.

"Es mi favorita entre Los Guardianes'', dice Sebastian Castro.

"Es la estratega, la que descubre las debilidades del enemigo, que lidera y organiza a las tropas. Incluso la igualamos a la figura de Lautaro, que es el gran referente, y esperamos que de aquí a unos años Lautaro y Janequeo estén al mismo nivel de trascendencia y simbolismo. Ella no tiene ningún atributo femenino de belleza o de madre, ella misma se define en el cómic: soy de naturaleza salvaje, fuerte, rápida e indestructible."

El final de la guerrera

Rosales relata así una de sus últimas batallas, en la que se da muerte a un capitán español.

"Le derribaron en tierra y allí le hicieron pedazos".

"Tenemos en el suelo a la cabeza de nuestros contrarios", dijo, "cortarla y luego dármela que quiero levantarla para el trofeo de mis glorias".

"La clavó en la punta de su lanza y acercándose a sus soldados comenzó con ellos a levantar la voz", lo cual animaba a pelear con mayor valor y confianza a los demás, que atacaban "como unos leones desatados a los españoles."

El espíritu de Janequeo sigue vivo en la comunidad Mapuche.

Un ejemplo de ello fueron las hermanas Berta y Nicolasa Quintremán, que defendieron el alto Bio Bio para impedir la construcción de una central hidroeléctrica.

"Uno las veía como ñañas (abuelas)", cuenta Roxana Miranda Rupailaf, "y no se las imaginaba siendo tan guerreras, defendiendo tantos años esta causa. Y salen de su territorio, esa es una gran hazaña".

"La figura de Janequeo para la chilenidad es importante, para las niñas, sobre todo", asegura Maribel Mora Curriao, porque "la mujer mapuche sigue siendo exotizada, folclorizada y minimizada".

Por eso, "el rol de heroína de alguna manera va sanando dos heridas al mismo tiempo: la del patriarcado y la del racismo. El impacto de eso lo veremos en el futuro", dice Mora.

Cómic de JanequeoDerechos de autor de la imagenSEBASTIÁN CASTRO Y GUIDO SALINAS
Image captionMás de 3.000 personas llegaron al lanzamiento de su historieta en la que Janequeo se enfrenta a Inés Suarez, la implacable conquistadora española

Hacia el final de esta historia, como era habitual, los cronistas relatan que los conquistadores recibieron los refuerzos bélicos necesarios para acabar con tan dañinos hermanos, Janequeo y Guechuntareo, quienes después de un reñido combate lograron huir.

Sin embargo, este último fue capturado por el enemigo y "humillándose ante el capitán" pidió que le perdonaran la vida a cambio de firmar la paz.

De su hermana, la valerosa amazona Janequeo, nada se supo con certeza.

"Desaparece como si se la hubiera tragado la tierra", comenta la historiadora María Gabriela Huidobro.

"Teníamos dos opciones: que muriera, por lo tanto no era tan fuerte ni aguerrida como nos decían; o que se rindiera, como su hermano, en la actitud del cobarde. Ninguna de la dos nos había convencido para el retrato de la heroína. Al no morir, como que se sacraliza y se vuelve inmortal."

"Creo que volvió y se casó con otro hombre, tuvo hijos y siguió viviendo como quiso. Esa posibilidad de ser es lo que todas las mujeres buscamos. La guerra en un momento fue lo que le importaba, pero en otro ya no le importaba. Me parece increíble que termine así la historia, que no se sepa, que siga siendo libre", concluye Mora.

La poeta Roxana Miranda Rupailaf la despide así: "Janequeo cortó cabezas, igual que Inés Suarez, era tradición en esa guerra; y dentro de los mapuche también se comía el corazón del enemigo, para adquirir su fortaleza, porque igual se le admiraba. Se dice que Leftraru, (Lautaro) se comió el corazón de Valdivia. Yo me imagino que Janequeo también se comió algunos corazones".

Fuente : BBC/News/Mundo, 18 de Septiembre 2020


viernes, 18 de septiembre de 2020

Fiestas Patrias en Chile

 

Fiestas Patrias: ¿Qué se celebra realmente el 18 de septiembre?

La gran mayoría de los chilenos no conoce que sucedió. De hecho, Chile declaró su independencia de España el 12 de febrero de 1818.

ESCRITO POR
MIGUEL GUTIÉRREZ

El 18 de septiembre se celebra la Primera Junta Nacional de Gobierno, que marcó el precedente para el camino a la independencia.

El 18 de septiembre se celebra la Primera Junta Nacional de Gobierno, que marcó el precedente para el camino a la independencia. (Foto: Guioteca)

La historia tiene caprichos, y Chile no es la excepción. Pese a que en las próximas horas el país se prepara para celebrar las Fiestas Patrias, el mes de septiembre no corresponde para recordar la Independencia.

De hecho, fue el 12 de febrero de 1818 cuando Bernardo O’Higgins proclamó de manera oficial la independencia de España. Lo que corresponde al 18 de septiembre es, para muchos, el primer paso a la vía de la independencia de una joven América Latina.

El 18 de septiembre se conmemora la instauración de la primera Junta Nacional de GobiernoEste suceso marca un precedente para que Chile, entonces colonia de España, iniciara el camino a la Independencia definitiva. 

De hecho, el propósito de la Primera Junta de Gobierno de Chile fue administrar a la Capitanía General de Chile y tomar medidas para la defensa de dicha colonia, luego de la captura del rey Fernando VII de España por parte del ejército de Napoleón Bonaparte, y fuera exiliado a Francia. Si bien, esta Junta no constituyó un acto independentista como tal, muchos lo consideran el primer paso a lo que ocurrirá años después.

El juramento que hizo aquella Primera Junta Nacional de Gobierno fue la siguente:

 "¿Jurais vosotros defender la patria hasta derramar la última gota de sangre, para conservarla ilesa hasta depositarla en manos del señor don Fernando VII, nuestro soberano, o de su legítimo sucesor; conservar y guardar nuestra religión y leyes; hacer justicia y reconocer al supremo Consejero de Regencia como representante de la majestad Real?"


FUENTE : REDGOL

 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

ASESINATO DE VÍCTOR JARA

Hoy se cumplen 47 años, del vil y cobarde asesinato del cantautor chileno Víctor Jara, a manos de los militares golpistas de 1973, quienes se transformaron en monstruos similares o peores que los nazis de la segunda guerra mundial, ya que a la mayoría de los que mataron, fue en una guerra ficticia y sucia, contra civiles chilenos desarmados, y que como lo ha demostrado la historia y los relatos de los sobrevivientes de esa masacre, jamás en su vida habían portado un arma y desconocían totalmente su manejo, ya que la gran acusación que pesaba sobre ellos era, que eran terroristas y que por lo tanto eran enemigos del estado, según proclamaba la dictadura de la junta militar, que se tomó el poder el 11 de septiembre de 1973 y cuyo líder castrense, era Augusto Pinochet, quien a última hora se sumó a este siniestro y mortal golpe al pueblo de Chile y a su institucionalidad legal.
Nada justifica el ensañamiento, con el que trataron a Víctor Jara y aún horroriza hasta hoy, la crueldad con que fue tratado por "los defensores de la patria", según ellos mismos, donde no respetaron ninguna ley, protocolo o los Derechos Humanos y por lo mismo hasta hoy, se les condena en Chile y el mundo.

A continuación, les transcribo una investigación de CIPER CHILE, sobre :

                        " LOS ESTREMECEDORES TESTIMONIOS DE COMO Y QUIENES                                           ASESINARON A VICTOR JARA " :

El caos, la incertidumbre y el miedo que reinaron en el país durante los primeros días tras el golpe militar de 1973 parecían, hasta ahora, haberse conjugado de manera perfecta para que el asesinato del destacado folclorista Víctor Jara siguiera siendo un enigma judicial, llevando incluso al juez que instruye el proceso, Juan Eduardo Fuentes, a cerrar el caso a mediados del año pasado, con un solo procesado como responsable del crimen: el comandante (r) César Manríquez Bravo, jefe del improvisado campo de prisioneros que se instaló en el Estadio Chile a partir del 12 de septiembre de ese año.
La decisión del magistrado fue cuestionada por los querellantes del caso, quienes incluso obtuvieron el respaldo del entonces subsecretario del Interior Felipe Harboe, para pedir la reapertura de la investigación, llamado al que se sumaron varios parlamentarios de la Concertación. La urgencia por revocar la decisión de Fuentes fue tal que incluso la autoridad gubernamental se sumó al emplazamiento público que hizo la viuda del artista, Joan Turner, para que cualquiera de las cerca de 6.000 personas que pasaron por el recinto deportivo en esa fecha (entre detenidos y uniformados), que pudiera tener antecedentes del asesinato se acercara a entregarlos, incluso, bajo la más estricta reserva.
Nelson Caucoto, abogado de la familia Jara Turner, relata que se recibieron muchas colaboraciones que podían aportar a esclarecer el homicidio, lo cual le permitió presentar un escrito solicitando más de 90 nuevas diligencias al juez. Y Juan Eduardo Fuentes reabrió el caso.
Sin embargo, ninguno de estos datos entregó pistas concretas para llegar a los responsables del crimen, cuyas identidades quedaron bajo el secreto de un grupo reducido de oficiales y conscriptos que estuvieron a cargo de interrogar a los detenidos en los camarines ubicados en los subterráneos del Estadio Chile. Fue la exhaustiva búsqueda de los conscriptos de distintos regimientos que estuvieron después del golpe en el Estadio Chile, la que terminó por dar las pistas de quienes fueron los uniformados que ultimaron con ráfagas de fusil a los cerca de 15 detenidos -entre ellos Víctor Jara- que fueron apartados de los restantes prisioneros al producirse su traslado al Estadio Nacional, entre el 16 y 17 de septiembre de 1973.

Las primeras horas del final

Victor Jara
En la madrugada del 11 de septiembre de 1973, personal de varios Regimientos militares ubicados en regiones se trasladaron a Santiago, bajo la excusa de realizar los preparativos de la Parada Militar, para conmemorar el día de las Glorias del Ejército. Así arribaron a Santiago las unidades de La Serena y el Maipo, las que se constituyeron en el Regimiento Tacna. Otros efectivos provenientes de Calama y de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes – comandada por el coronel Manuel Contreras Sepúlveda, quien a los pocos días iniciaría la organización de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)- lo hicieron en las dependencias de Arsenales de Guerra.

Cerca de las cinco de la mañana de ese día, las tropas apostadas en esta última repartición fueron informadas del golpe de Estado, bajo la arenga del teniente Pedro Barrientos, quien los emplazó a participar en la toma del territorio capitalino bajo la premisa que en esa misión no habían rangos, que todos eran importantes en ese crucial y patriótico acontecimiento. El episodio ha sido relatado en las declaraciones judiciales de varios conscriptos de los regimientos Maipo y Tejas Verdes que llegaron desde la Quinta Región.
Tras el bombardeo a La Moneda y la muerte de Salvador Allende, cerca de 600 estudiantes y profesores se amotinaron en la Universidad Técnica del Estado (UTE, actual USACH) para resistir la ocupación militar. Sin llegar a producirse enfrentamientos, ya que casi no tenían armas, fue muy poco el tiempo durante el cual pudieron oponerse a la entrada de los uniformados.
Pasadas las dos de la tarde del 12 de septiembre comenzó el desalojo de los académicos y alumnos. Entre escenas de gran violencia y dramatismo fueron detenidos y trasladados al Estadio Chile. En ese grupo se encontraba Víctor Jara Martínez, profesor de esa casa de estudios. El procedimiento fue dirigido por el entonces capitán Marcelo Moren Brito, quien luego se transformaría en uno de los más temidos agentes operativos de la DINA. Al momento de ingresar al Estadio Chile, convertido en campo de prisioneros, a los detenidos se les quitaban sus especies de valor, se les anotaba su nombre y filiación política.
Antes de ello, durante la tarde del 11 de septiembre, después de encargarse del funeral de Salvador Allende, el comandante César Manríquez fue encomendado por el general Arturo Viveros -jefe del Comando de Apoyo Logístico y Administrativo del Ejército (CAE)- para crear el primer recinto de detención que se debía instalar en el Estadio Chile. A la mañana siguiente, Manríquez se constituyó en el recinto. Poco después comenzaron a llegar los miles de detenidos que arribaban en buses de la locomoción colectiva y camiones del Ejército.
Según las propias declaraciones de Manríquez que, hasta ahora, era el único procesado en el caso, lo ocurrido al interior del recinto deportivo –construido sólo cuatro años antes de los hechos- era un escenario “dantesco” debido a la gran cantidad de prisioneros (5.600, según sus cálculos). El ex uniformado asegura que sólo contó con personal de apoyo del CAE para custodiar el recinto, pero que en los subterráneos del edificio se constituyeron oficiales de Inteligencia de las distintas Fuerzas Armadas, cuyas identidades desconocía, ya que no habrían estado bajo su mando.
Esa es la razón con la que justificó haber montado una escena de terror para amedrentar a los detenidos. Colocó dos ametralladoras punto 50 –usadas en la Segunda Guerra Mundial- en los balcones del edificio, las que eran publicitadas por los parlantes como las “sierras de Hitler, capaz de partir a una persona en dos”. En el segundo piso también se instalaron potentes focos de luz, que permanecían encendidos día y noche, provocando que todos los que permanecieron al interior del Estadio perdieran la noción del tiempo.
Los primeros días de encierro fueron caóticos, ya que incluso se reventaron algunos alcantarillados, generando problemas de insalubridad. Tampoco tenían alimentos ni para los soldados ni menos para los prisioneros. La escasez de comida incluso provocó que los mismos militares saquearan negocios aledaños al recinto. Sólo al cuarto día, el 16 de septiembre, se recibieron algunas raciones para los soldados, según declaró el capitán David González Toro, encargado de abastecimiento del recinto.
Victor Jara
Se desconoce la hora a la que ese miércoles 12 de septiembre arribaron los miembros de los servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. Lo que sí se sabe es que, tras su llegada, comenzaron a interrogar a los detenidos. Todo se anotaba en una ficha previamente confeccionada, donde se consignaba el nombre, la cédula de identidad, domicilio, filiación política, antecedentes de la detención y observaciones. En la parte inferior del documento, se añadía un pronunciamiento del interrogador en el que debía calificarlo como prisionero bajo las siguientes premisas: ley de control de armas, marxista o comunista y sobre la necesidad o no de someterlo a Consejo de Guerra.

Según diversos testigos que han declarado en el caso, previo al traslado al Estadio Nacional hubo muchos hechos de violencia en contra de los prisioneros. Se ha determinado que al menos tres personas habrían perdido la vida en las graderías del recinto. Una persona de contextura pequeña y delgada que muchos confundieron con un niño y que en un acto de desesperación se abalanzó sobre un conscripto, quien reaccionó descargando una ráfaga en su abdomen. Según testimonios, el comandante Manríquez felicitó al soldado por su “heroica labor”. Otro prisionero se lanzó del segundo piso gritando ¡Viva Allende!, mientras que un hombre joven fue muerto a golpes de culata en su cabeza por haberse negado a cumplir órdenes de los militares.
A esta cifra se suman otras 15 personas que habrían sido acribilladas junto a Víctor Jara en los subterráneos del Estadio, según la confesión del primer hombre en ser individualizado por la justicia como uno de los autores del asesinato del destacado folclorista.

Los hombres de Tejas Verdes

En sus declaraciones, todos los conscriptos que viajaron desde la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes (dirigida entonces por el coronel Manuel Contreras) a Arsenales de Guerra, en Santiago, coinciden en que las tropas venían bajo el mando del capitán Germán Montero Valenzuela, sumando un contingente de aproximadamente un centenar de soldados y una veintena de oficiales.
El 12 de septiembre, al llegar al Estadio Chile, el contingente quedó a cargo del comandante Mario Manríquez. Entre los oficiales que participaron en esta misión, los conscriptos mencionan a los tenientes Nelson Haase y Rodrigo Rodríguez Fuschloger, y a un subteniente que tendrá un papel decisivo en el asesinato de Víctor Jara.
La primera confesión que obtuvo el juez Fuentes sobre el crimen fue la del ex conscripto José Alfonso Paredes Márquez (55 años). El entonces joven de 18 años llegó a Santiago durante la madrugada del 11 de septiembre de 1973, proveniente de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, donde desde abril de ese año realizaba su servicio militar.
Durante el día en que la vida de los chilenos se partió en dos, su sección fue enviada, al mando del teniente Pedro Barrientos, a custodiar el camino Padre Hurtado. Paredes dice haber sido una suerte de guardaespaldas del teniente Barrientos.
Al mediodía del 12 de septiembre, el contingente se trasladó, primero a Arsenales de Guerra y luego a la Universidad Técnica (actual USACH). Allí, pasadas las dos de la tarde, procedieron a trasladar a los detenidos al Estadio Chile. El mencionado oficial, junto a Paredes, acompañaron a bordo de un jeep la caravana de buses de la locomoción colectiva que trasladaron a los prisioneros. Una vez la misión cumplida, regresaron a Arsenales de Guerra.
Victor Jara
El 16 de septiembre, cerca de las 18:00 horas, el escuadrón de militares llegó hasta el Estadio Chile, donde se presentaron ante un oficial de rango superior cuya identidad desconoce, quien les ordenó vigilar las casetas de transmisión del recinto. Y en el interior del Estadio, los otros conscriptos comentaban que ahí estaban detenidos el Director de Prisiones, Litre Quiroga; el cantautor Víctor Jara y el Director de Investigaciones, Eduardo “Coco” Paredes.

Siempre según la confesión de Paredes, al día siguiente fue enviado al sector del subterráneo. Y permaneció como centinela en la puerta de uno de los camarines destinados a los detenidos. En ese camarín había 5 ó 6 oficiales de otros regimientos, con tenida de combate, cuya identidad desconoce. Los vio escribir en unos papeles los datos que le respondía un detenido al que observó sentado frente a un escritorio. En otro ángulo del camarín, Paredes vio a otros prisioneros mirando hacia la pared.
Unas horas después, llegaron a la habitación el teniente Barrientos y el subteniente que bajo las órdenes de Haase y Rodríguez estaba a cargo de los conscriptos. Traían a un detenido. Fue entonces que dice haber sido llamado, junto al conscripto Francisco Quiroz Quiroz (55 años), y que se les comunicó que el detenido era Víctor Jara. El grupo lo comenzó a insultar por su condición de comunista. Paredes lo miró y lo reconoció. Víctor Jara quedó allí, en ese camarín, custodiado por Quiroz.
Más tarde, recordará el principal testigo, el teniente Barrientos lo mandó nuevamente al subterráneo, al mismo camarín. Pero esta vez Paredes no encontró a nadie: ni interrogadores ni detenidos y tampoco a Víctor Jara. Pasaron las horas hasta que Paredes vio nuevamente llegar a los oficiales interrogadores. La orden fue precisa: traer a los detenidos que figuraban en una lista que uno de los oficiales le entregó a un cabo. Y nuevamente el mismo procedimiento: interrogatorio y las anotaciones en cada una de las fichas.
Y llegó la noche. Paredes se encontraba de centinela en el mismo camarín del subterráneo cuando observó el ingresó de unos quince detenidos. Y entre ellos reconoció a Víctor Jara y también a Litre Quiroga. Ambos fueron lanzados contra la pared. Detrás de los prisioneros, Paredes vio llegar al teniente Nelson Haase y al subteniente que también estaba a cargo de los conscriptos. Y fue testigo del minuto preciso en que el mismo subteniente comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor. De allí salió el primer tiro mortal que impactó en su cráneo.
El cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado. Paredes observó cómo se convulsionaba. Y escuchó al subteniente ordenarle a él y a los otros conscriptos que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista. La orden se cumplió. Todo lo que ocurrió fue presenciado por Nelson Haase, quien se encontraba sentado detrás del escritorio de interrogación. Según el protocolo de autopsia, el cuerpo del cantautor tenía aproximadamente 44 impactos de bala en su cuerpo.
Pocos minutos después, el mismo subteniente que le disparó en la cabeza solicitó el retiro del cuerpo. Llegaron unos enfermeros con camilla, lo levantaron y metieron al interior de una bolsa y luego lo cargaron hasta la parte trasera de un vehículo militar estacionado en el patio del recinto, al costado nororiente.
No fue fácil para José Alfonso Paredes Márquez confesar ante el juez lo que vio y protagonizó. Primero fue renuente a reconocer su real participación en los hechos. Y finalmente se quebró, empezó su relato y ya no paró. Este obrero de la construcción que fabrica casas en la zona del litoral central, reveló haber guardado el secreto durante casi 36 años, sin siquiera habérselo contado a su mujer. También hizo una aclaración ante el juez: durante los días posteriores al golpe, y como trabajaban casi 24 horas al día, la oficialidad les entregaba estimulantes para evitar el sueño y el hambre, por lo cual su relato podía no ser exacto en las fechas.
Lo que Paredes y otros conscriptos sí recordaron fue lo que pasó luego que el cuerpo de Víctor Jara desapareció del camarín. Los otros 14 detenidos que venían con el cantautor y director teatral fueron acribillados con fusiles percutados por los propios conscriptos y oficiales presentes. Entre las víctimas cayó asesinado Litre Quiroga. Sus cuerpos también fueron cargados en el mismo vehículo. Poco después y al amparo de la noche, todos ellos fueron abandonados en la vía pública.

El último vía crucis de Víctor Jara

Victor Jara
Durante la reconstitución de los hechos, los testigos pudieron recrear el miedo y el caos reinante en el Estadio Chile, clima al que tampoco escapaban. Escenas que enlazadas permiten reconstruir en forma difusa las últimas horas de vida de Víctor Jara y en las que aparecen nuevamente personajes ya conocidos.

Durante sus cuatro días de cautiverio, Jara fue reconocido por un oficial de Ejército que se hacía llamar “El Príncipe”. Otros testigos señalan que ese reconocimiento lo hizo un militar que no coincide con las características del mítico personaje del Estado Chile (ver recuadro), quien fue descrito como de una estura superior a 1.80 metros, rubio, de tez blanca, cara redondeada y de contextura atlética.
En lo que sí coinciden los testimonios de los prisioneros es en que Víctor Jara fue interrogado al menos dos veces en los camarines del recinto, ubicados en la zona nororiente del subterráneo. Allí fue sometido a diversas torturas, entre ellas la fractura de sus manos a golpes de culata.
Tras la segunda de esas sesiones, Víctor Jara logró acercarse a personas que habían sido detenidas en la UTE, quienes lo limpiaron y trataron de cambiar su aspecto cubriéndolo con una chaqueta azul y cortándole su pelo negro rizado con un cortaúñas. Los últimos detenidos que lo vieron con vida han dicho que estaba muy golpeado, con la cara hinchada y sus manos fracturadas. Muchos coinciden en que durante el traslado al Estadio Nacional, que duró muchas horas, su cuerpo sin vida fue visto en el hall del recinto, junto a otros cadáveres.
Se estima que el cuerpo de Víctor Jara fue encontrado el 17 de septiembre en las afueras del Cementerio Metropolitano, por funcionarios de la Primera Comisaría de Carabineros de Renca, quienes lo trasladaron como N.N. al Instituto Médico Legal.

Un funeral sin flores y en silencio

En los últimos meses de la investigación se han rescatado reveladores testimonios inéditos que ayudan a entender por qué, a diferencia de los otros prisioneros asesinados en el Estadio Chile, el cuerpo de Víctor Jara fue encontrado por su familia y pudo ser enterrado de manera clandestina en el Cementerio General.
Después de guardar silencio durante 35 años, Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Registro Civil y quien actualmente reside en Francia, relató ante el ministro Juan Eduardo Fuentes lo que vivió en esos días. Herrera explicó que el 15 de septiembre de 1973, el oficial designado como director interino del Registro Civil lo envió en comisión de servicio al Instituto Médico Legal (IML), lugar en donde se le ordenó medir, tomar las características físicas y las huellas de los cuerpos apostados en el estacionamiento del recinto.
Herrera calcula que había unos 300 muertos apostados en ese lugar, entre los cuales vio niños y mujeres. Unos veinticinco estaban rapados. Todos eran jóvenes. Le dijeron que correspondían a extranjeros. Durante todo el día Herrera vio llegar camiones del Ejército con más cuerpos. Y cada vez los mismos movimientos: los conscriptos los tiraban al suelo al interior del estacionamiento y luego, con algo más de delicadeza, funcionarios del IML los recogían y los apilaban en distintas partes de ese sector.
La investigación deberá determinar la fecha exacta en que fue asesinado Víctor Jara. Pero lo cierto es que el ex funcionario del Registro Civil recordó ante el juez que el 16 de septiembre, alrededor de las 9.00 horas, una persona a la que identifica como “Kiko”, oriundo de Chiloé, le señaló que entre los cuerpos apilados parecía estar el de Víctor Jara. Y con sigilo lo llevó frente al cuerpo. Al principio Héctor Herrera dudó que se tratara del mismo famoso cantautor. Estaba muy sucio, con tierra en las heridas, el cabello apelmazado entre tierra y sangre. A simple vista se le notaban heridas profundas en ambas manos y en la cara. Y tenía sus ojos abiertos, pero con una mirada tranquila. En una de sus muñecas vio un alambre con un pedazo de cartón donde estaba anotado “Octava Comisaría”.
Para salir de la duda, Héctor Herrera a escondidas anotó su número de ficha, sus características físicas y sus huellas dactilares. Para ello tuvo que abrir sus manos. No fue fácil: las tenía empuñadas, muy rígidas. Lo hizo con la ayuda de “Kiko”, comprometiéndose ambos a no decirle a nadie lo ocurrido. Terminada la misión, dejaron el cuerpo en el mismo lugar.
A primera hora del día siguiente, Herrera se fue directo a la sección dactiloscópica del Registro Civil, en calle General Mackenna. Allí y en la más completa reserva, le pidió a la funcionaria Gelda Leyton, que le buscase la ficha de Víctor Jara. A eso del mediodía, ambos comprobaron que efectivamente habían asesinado a Víctor Jara. Volvió a revisar los registros del cantautor. Y se percató que era casado. Anotó los datos de su esposa, Joan Turner Robert, y su dirección.
Ya había amanecido cuando el 18 de septiembre, en la casa de Víctor Jara, en calle Plazencia, en Las Condes, Joan Turner escuchó que alguien llamaba a su puerta. Salió a mirar desde una ventana del segundo piso. Un hombre al que no conocía le dijo que necesitaba hablar con Joan Turner. Ella bajó y se acercó a la reja de la casa. Herrera recuerda haberla visto muy nerviosa. Se identificó como funcionario del Registro Civil y le relató lo que había vivido.

Poco después ambos partieron de la casa en la renoleta de Joan Turner en dirección al IML. Entraron juntos. Pero no encontraron el cuerpo de Víctor Jara en el lugar donde Herrera recordaba muy bien haberlo dejado la tarde anterior. Se inició la búsqueda. Y llegaron al segundo piso del edificio, sitio a donde habían llevado los cadáveres que estaban para las llamadas “autopsias económicas”. En el lugar Nº 20 estaba el folclorista. El cuerpo fue abrazado por su esposa, quien lloró en silencio tratando de no despertar sospechas. Estaba muy consciente de que no tenía autorización alguna para estar ahí.
El trámite del certificado de defunción lo realizaron en el primer piso. Para poder sacar el cuerpo en día feriado, Herrera invocó su calidad de funcionario del Registro Civil. Al ser consultado en la ventanilla por la causa de muerte y fecha de la misma, requisito indispensable para llenar el documento de defunción, Herrera sólo atino a decir que falleció por herida de bala el 14 de septiembre a las 5:00 horas. Fue el apresurado cálculo que logró hacer en esos pocos minutos al recordar que el cuerpo de Víctor Jara habría llegado al IML antes que él lo descubriera. La hora la sacó de un poema que le vino a la memoria sobre fusilados.
Como el cuerpo debía ser sacado en una urna y la esposa de Víctor no tenía dinero para comprarla, Héctor Herrera se contactó con su amigo Héctor Ibaceta Espinoza, a quien le pidió ayuda. Juntos fueron hasta calle Agustinas, en el centro de Santiago, a buscar el dinero. Pero Ibaceta decidió acompañarlos.
Alrededor del mediodía de ese 18 de septiembre, llegaron con el ataúd al IML. Sólo los dos hombres ingresaron a buscar el cuerpo de Víctor Jara. Su cadáver desnudo fue trasladado en una camilla metálica con su ropa doblada a los pies. Recogieron el cuerpo y lo pusieron dentro de la urna. La ropa fue depositada a sus pies. Lo cubrieron con un poncho nortino que traían y encima la mortaja. Cerraron la urna. El ataúd lo ubicaron en una sala que se utilizaba como velatorio.
-Nos prendieron unas cuatro ampolletas e hicimos entrar a Joan para que se quedara a solas con él, para que se despidiera de su marido. Estuvo alrededor de una hora –recordó el ex funcionario del Registro Civil.
Herrera agregó: “Posteriormente, concurrí al Cementerio General, ubicado al frente, para solicitar un carrito para trasladar el cuerpo, ya que era muy caro hacerlo en una carroza. Una señorita me indicó que no se podía hacer eso, pero al ver el nombre del occiso me dijo que para él sí se podía. Volví al IML en compañía de un funcionario del Cementerio. Entre los cuatro colocamos el ataúd en el carro y lo trasladamos al campo santo, enterrando a Víctor Jara en un modesto nicho al final del recinto donde se encuentra hasta hoy. Fue enterrado sin flores y con la sola presencia de nosotros tres”.
Héctor Herrera siguió trabajando en el Registro Civil hasta 1975. Desde 1969 y hasta el día en que se fue se desempeñó en el departamento de Carné de Identidad. Debió abandonar el país como miles de otros chilenos llevando consigo un secreto que Joan Turner también guardó para protegerlo y que hoy le pertenece a todos los chilenos que podrán cantar con nuevas esperanzas “Levántate y mírate las manos. Para crecer, estréchala a tu hermano”.


martes, 15 de septiembre de 2020

El genocidio del Pueblo Mapuche


El Genocidio del País Mapuche Perpetrado por Chile y Argentina

El pueblo mapuche habitaba pacíficamente y en propiedad lo que conocemos como el territorio de la Araucanía cuando en 1492 América Latina fue invadida por el Imperio español, sin que mediara provocación alguna.Ya existía un derecho internacional, llamado derecho de gentes, que prohibía agredir naciones, especialmente cuando ellas tenían una forma de organización estable ya constituida.Los agresores construyeron un burdo discurso justificativo de la guerra genocida que habían desatado. Señalaron afanes evangelizadores, civilizatorios y por último una supuesta donación papal.


¿Cómo se puede evangelizar a quienes se mata, mutila y esclaviza?,
¿cómo podía un reino en cuyos palacios reales no existían ni siquiera baños y la mayor parte de su población era analfabeta pretender civilizar a los Incas o los Mayas ?,
¿cómo podía donar el Papa algo que no era suyo , pues ni siquiera lo conocía?, son interrogantes que nunca se respondieron pues los arcabuces, las lanzas y el garrote vil resolvieron la discusión.
Hay un texto que las jóvenes generaciones no deben olvidar: “Las Venas Abiertas de América Latina" de  Eduardo Galeano.
Fueron teóricamente enjundiosas las polémicas entre Ginés de Sepúlveda y el noble Bartolomé de las Casas (“Relación de la Destrucción de las Indias”/ 3 Tomos), acerca de los fundamentos de la invasión, si los hubiere, y el genocidio de que era víctima la población originaria. Pero eso no le salvó la vida a nadie, ni detuvo la masacre.
Da cuenta en todo caso que la brutalidad de lo acontecido inquietaba incluso la conciencia de los propios invasores.
Del Río Bio-Bío al sur los afanes de conquista de los españoles recibieron como respuesta la lucha armada de un pueblo dispuesto a defender su independencia.
La guerra popular de los mapuches (no tenían ejército profesional) tuvo un desenlace victorioso en la batalla de Curalaba (1598) en que Pelantaro aniquiló al ejército español en la zona, junto al cual pereció su jefe el gobernador del reino de Chile Martín Oñez de Loyola.
Sin desmerecer en lo más mínimo la grandiosidad de Playa Girón creo que la primera gran victoria en contra del imperialismo en América Latina es Curalaba.
América Latina nace en Curalaba.
Curalaba es la madre de Ayacucho, por ello los independentistas dieron al partido de la revolución el nombre de Logia Lautaro en recuerdo de las primeras luchas independentistas iniciadas por los mapuches.
De allí en adelante se fijaron los límites del Imperio español en estas tierras, que eran el Bío Bío por el Sur y reaparecía desde Valdivia al Sur. Todo el resto era territorio independiente mapuche.
Así se reconoció en múltiples tratados y parlamentos.
Nunca, póngase atención a esto, los mapas españoles incluyeron la Araucanía.
En derecho internacional existe el principio del Utis Posidetis, que significa, para estos efectos que el nuevo estado de Chile tiene como límites los que tenía como colonia. La Araucanía no era parte del Reino de Chile, no eran jurisdicción militar de la Capitanía General ni jurisdiccional de la Real Audiencia, ni políticamente adscrita a la gobernación de Chile ni al Virreinato del Perú. El estado de Chile no heredó jurídicamente la Araucanía pues estos territorios eran independientes del estado español que le dio origen.
Con ocasión de las guerras de independencia de Chile, el naciente estado chileno firmó tratados con los mapuches, lo que implicaba un reconocimiento como otro estado, como un legítimo sujeto de derecho internacional. Nuestra nación originaria no participa en la guerra pues ellos eran independientes.
La heroica y victoriosa resistencia mapuche inspiró con el nombre de uno de sus caudillos, Lautaro, a la logia que fue la vanguardia teórica y política de la lucha de independencia de América Latina de la cual con legítimo orgullo estamos celebrando su bicentenario.
O’higgins tiene discursos colmados de admiración y respeto al pueblo Mapuche.
Ese es el O’higgins que la derecha no nos cuenta y que parte de la izquierda olvida. La primera bandera de nuestra patria tiene a dos mapuches sosteniendo nuestro escudo de armas.
No podía estar en el pensamiento de nuestros libertadores lo que el estado de Chile, estado conservador y liberticida a partir de la victoria conservadora de Prieto en 1830, le hará al pueblo mapuche.
La mal llamada pacificación de al Araucanía es una invasión genocida desde el estado de Chile que en la segunda mitad llevaron adelante personas como José Joaquín Pérez y Cornelio Saavedra que de haberlo hecho en estos tiempos tendrían banquillo asegurado en el Tribunal Penal Internacional.
Más de 10 millones de hectáreas fueron usurpadas, nuevas ciudades como Temuco se construyeron, miles de mapuches asesinados, comunidades incendiadas y los sobrevivientes echados a la cordillera para que murieran de hambre y enfermedades.
Este genocidio del siglo XIX es solo comparable al de los armenios y Judíos en el siglo XX. Que sobrevivieran fue un milagro, y después dicen que son pobres y borrachos.
Ninguna de las ciudades que existen hoy en la Araucanía son previas a la llamada pacificación, eso demuestra que nunca fue territorio español ni chileno.
Pero lo que es peor, no desató el genocidio el estado chileno en beneficio de los chilenos sin tierra, que los había y muchos, sino de alemanes, italianos y franceses a los cuales se les entregó gratuitamente las tierras producto de la usurpación.

Con el estómago vacío llegaron de Europa los antepasados de los “rubiecitos de ojos celestes” que ahora miran con desdén a la Nación Mapuche.
El asunto fue tan abusivo que el propio estado chileno inventó la curiosidad jurídica de las “mercedes de tierra”, que no es el derecho real de dominio del Código Civil, para “autorizar” que los mapuches vivieran en los peores lugares de sus propias tierras.
En 1881 siendo presidente Aníbal Pinto desde el estado chileno se montó una provocación que desembocó en el asesinato de 18 personas integrantes de la familia Melìn, lo cual puso a los mapuches en estado de beligerancia.
El parlamentario don Benjamín Vicuña Mackenna, uno de los más grandes chilenos del siglo XIX, denunció el montaje en un artículo en el diario El Mercurio.
Se iniciaron entonces las operaciones militares, con tropas que venían de la victoria en la guerra del Pacífico.
Una invasión en todas sus formas, una guerra sucia, que nunca fue una guerra legal pues el parlamento chileno nunca la autorizó, a partir de aquí los mapuches quedaron en una situación calamitosa y si han sobrevivido es por una vitalidad como nación extraordinaria.
Esta agresión es un conflicto internacional pues la Araucanía no era territorio chileno y peor aún el estado chileno había firmado varios e importantes Tratados con los mapuches lo cual es un evidente reconocimiento como estado y sujeto de derecho internacional.
Sólo el gobierno del Dr Salvador Allende tuvo una mirada y una actitud distinta frente al problema como lo recuerdan los propios dirigentes mapuches.
Los mapuches son acusados de terrorismo y no han matado a nadie, por el contrario varios de ellos han caído víctimas de las balas policiales, incluso por al espalda. Curioso este terrorismo que ataca con perdigones y no mata a nadie.
Sólo en los últimos días se ha producido la muerte de dos descendientes de los usurpadores y las campanas del escándalo han tocado a rebato. No se ha establecido judicialmente si existía un dolo de matar o fue una situación que se salió de control.
Uno de los asesinos del general Schneider, Alan Leslie Cooper ha incitado a atacar a balazos a los mapuches. Al gobierno un llamado de esta naturaleza hecho por un sujeto peligroso no le ha merecido reparo alguno.
Las empresas forestales les acusan de robo por sacar leña de sus bosques milenarios. Para desprestigiarles se les dice delincuentes comunes, para condenarlos a penas de prisión descomunales se dicen que son terroristas.
No estamos ante una situación del fuero común sino ante un problema de estado. Los problemas históricos en la conformación de nuestro estado no pueden ser resueltos por el Ministerio Público, si hablamos seriamente.
El estado de Chile es una realidad inquebrantable, pero, por el bien de todos debemos reconocer, que somos un estado con dos naciones y con la obligación vivir en armonía y justicia.
Nota de WMFT:
El territorio original de la nación mapuche comienza en el actual Copiapó, atraviesa la Pillán Mawizha o Cordillera de los Andes y va hasta bien al sur del continente. Según en donde se viva se reciben nombres en el idioma mapuzungún o palabra de la tierra, cada una de las regiones con su propio kimún o conocimiento, con formas de hablar con sus propios acentos, nombres de nuevas che o gentes, entendiendo el termino CHE como todo lo que tiene vida.
Por ello en la ceremonia del Nguillatún, el pueblo mapuche agradece al Nguenmapún o dueños y dueñas del mapu, simbolizado en el Kultrung, por cada una las vidas que son hermanas a la vida humana.
( Publicado el 19/07/2016 por Red Digital , artículo de candente actualidad, por un conflicto no resuelto)

lunes, 14 de septiembre de 2020

Pueblos Originarios en Chile



Según el último Censo, del año 2017, el 12,8% se considera perteneciente a un pueblo indígena originario, donde el más relevante es el pueblo mapuche, que representa el 9,9% con una cantidad de 1.745.147 personas, del total de la población de Chile, que es  17.574.003 habitantes.
Hay que reconocer, que los primeros moradores de nuestra tierra son los Mapuches y otros pueblos originarios tales como : Aymara, Rapanui, Quechua, Diaguita y otros menos conocidos.Los pueblos originarios chilenos, se caracterizaron por una gran diversidad cultural, debido a que debieron adaptarse a la tierra y naturaleza con sus diversos paisajes. Así tenemos, que a éstos, los podemos clasificar en :


  PUEBLOS CAZADORES y RECOLECTORES,  que son los siguientes :

  • Changos : Son los que se desplazaban por las caletas del norte, mariscando, pescando y cazando lobos de mar con arpones, montados en balsas de  cuero de lobo marino.
  • Pehuenches : Vivían en el sur, en la zona cordillerana, entre los ríos laja y biobío recorriendo la zona en busca de alimentos, principalmente el piñón o pehuén (fruto de la araucaria) y guanacos que cazaban con boleadoras.
  • En los canales del sur, y en tierra del fuego vivían los Onas (Selknam), cazadores que se cubrían con pieles de guanaco, los Yaganes (Yámanas)  y Acalufes (kaweskar), que eran pescadores que vivían casi desnudos y se movían constantemente por los canales en frágiles botes de madera, para mariscar, pescar y cazar. Estos pueblos fueron completamente exterminados, por los europeos que colonizaron la zona en el siglo XIX.
PUEBLOS AGRICULTORES
        
         Algunos pueblos cazadores, se transformaron en agricultores por la seguridad en la obtención de alimentos y por evitar largos y esforzados desplazamientos. Con hacerse sedentarios estos pueblos desarrollaron la alfarería, la cestería y los textiles gracias a la organización y división del trabajo.

Los Mapuches

          Es el más numeroso de los pueblos originarios chilenos, a la llegada de los españoles se encontraban entre el río itata y el toltén y recién comenzaban a practicar la agricultura (maíz y papas) y tenían pequeños rebaños de llamas, pero en lo fundamental seguían dependiendo de la recolección, la caza y la pesca.
Todas las tareas agrícolas y domésticas estaban a cargo de las mujeres, y los hombres se ocupaban de la guerra. Cada familia estaba agrupada en lov o clanes que tenían un antepasado común. No existía un gobierno central y los jefes militares o Toquis perdían su poder una vez finalizada la guerra.

El Rewe, Alma del Nguillatún Mapuche

               Nguillatún significa rogar o pedir algo y alude a una ceremonia en que el pueblo mapuche se reune en torno a una efigie sagrada, el rewe, con ramas de canelo. En esta ceremonia se congregan varias comunidades con el objeto de obtener buenas cosechas, o bién para auyentar calamidades, como sismos, mal tiempo, erupciones volcánicas y también para evitar y curar epidemias y enfermedades.

Los Picunches o gente del Norte

                   Pueblo de características muy parecidas a los mapuches, que habitaron entre los ríos Chopa e Itata, pero menos numerosos, desarrollaron una cultura más avanzada y adaptada a las características geográficas del Valle Central. De estos pueblos no quedan muchos rastros, dada su asimilación por mestizaje desde los primeros tiempos de la conquista.

Huilliches o Gente del Sur
               Pueblo que habitaba en la zona al sur de los mapuches, entre el río tolten y hasta el archipiélago de Chiloé y eran menos numerosos que los mapuches.

Agricultores Avanzados

                    Pueblos del norte de chile, región de coquimbo hasta el límite con el Perú, muy eficientes en su adaptación al medio desértico. Su desarrollo cultural fue más destacado que los restantes pueblos del territorio y tuvieron gran influencia de los Incas.

Atacameños : Pueblo que aún habita los oasis del desierto de Atacama. Hizo un uso tan eficiente del agua, que proviene de la Cordillera de Los Andes, que sus cultivos en terrazas le permitieron disponer de una gran cantidad de alimentos  y con ello desarrollar una cultura altamente compleja.
Importantes fueron sus textiles de lana de llama, de colores muy vivos hecho en telar, con la que fabricaban gorros, ponchos y otras prendas. Hacían enterramientos complejos. con ofrendas y diversos utensilios, que servirían para la otra vida.

Diaguitas : Pueblo de desarrollo cultural tan alto como el atacameño. Habitaron desde el Río Copiapó hasta el Choapa, en los valles transversales que les  permitieron un muy buen rendimiento agrícola complementado con la crianza de llamas.
Elaboraron una hermosa cerámica con dibujos geométricos de colores blanco rojo y negro, con formas inspiradas en hombres y aves.

Como se puede apreciar, entender los pueblos originarios chilenos, es mucho más complejo que lo que uno imagina, son diversos, según el lugar geográfico que habitaron y según la resistencia a la invasión española, en el periodo de la conquista, donde hubo una guerra sin cuartel de nuestros pueblos originarios, para defender su tierra de origen, del usurpador hispano, que cometió toda clase de atrocidades criminales, en nombre de Dios y la Corona Española.
                 


viernes, 11 de septiembre de 2020

El golpe siniestro de 1973



Han pasado 47 años, desde el bombardeo a la Moneda, ese fatídico 11 de Septiembre de 1973 y aunque son muchos años los que han pasado, aún divide a los chilenos de manera irreconciliable. Por un lado, están los que lo consideran una gesta heroica, que salvó a Chile del yugo del marxismo internacional y por otro lado están los que consideran, que fue un quiebre inconstitucional al Estado de Derecho de nuestro país.
Yo era un niño, cuando sucedió esto y por lo tanto, no tuve un cabal conocimiento de lo que sucedió ese día y mi Padre (que era del Partido Radical de pensamiento socialdemócrata, o sea, estaba de acuerdo con los cambios sociales de manera democrática y respetando la ley y a las grandes mayorías ), me explicaba con lenguaje sencillo, lo que estaba pasando y además, a través de la radio, nos enterábamos de los hechos que estaban sucediendo y que eran totalmente inciertos, ahí me enteré de la muerte del Presidente Allende, situación que me impactó mucho, ya que no entendía porque podía pasar algo así, además recuerdo, que ese día, me tocó ir a comprar pan  y hacer la fila respectiva, que era común en esos días, ya que los alimentos escaseaban y hasta para comprar cigarrillos, la gente debía esperar su turno y correr a los negocios, donde lo vendían. Era un día hermoso, en Florida de la Región del Biobío y también recuerdo el sonido de unos aviones, que se dirigían hacia el sur y yo me imaginé obviamente, que era por los graves hechos de nuestro país y que aún no dimensionaba su real magnitud.
En el transcurso, de mi crecimiento, me dí cuenta con horror, de la tragedia que afectó a nuestro país, desde el golpe militar, miles de muertos y desaparecidos, ejecuciones arbitrarias y donde la mayoría de las víctimas eran muy jóvenes y que en su gran mayoría, jamás habían empuñado un arma. El Informe Rettig de la Comisión de Verdad y Reconciliación (1991), certifica 307 casos de menores de 20 años de edad, ejecutados por agentes de la dictadura de Pinochet, entre los cuáles se encuentran niños de 6 meses hasta adolescentes, el informe señala 75 casos de infantes desaparecidos, de los cuales se reconocen 26 casos de niños muertos por militares en la dictadura.
El año 2003, se creó la Comisión Nacional sobre  Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech, que se dedicó a investigar los casos de abusos, torturas y asesinatos, de sus conclusiones principales : las víctimas de la dictadura superan las 40.000 personas y más de 3000 personas murieron o desaparecieron entre 1973 y 1990.
Esa larga noche oscura, de horrores inimaginables, terminaron debido a la presión contra la dictadura militar chilena, que culminó en el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, donde triunfó la opción NO con un 55,99% (no a la continuidad de Pinochet) y la opción SI obtuvo un 44,01% (apoyo de la derecha a Pinochet, en sus distintas expresiones ).
Ojalá nunca más se repita esa barbarie, y prime la razón y el diálogo para solucionar nuestras diferencias, que no nos ciegue el fanatismo ideológico y prime la racionalidad, en la solución de nuestros problemas.

ELECCIONES EEUU

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Guía Candidatos Chile

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